Casi con certeza habrán oído esa expresión que habla de la absoluta interacción global. Viene a decir que el batir de alas del lepidóptero en el Lejano Oriente puede ocasionar un tornado en el Caribe. O que los puertos y el aleteo de una mariposa tendrían una conexión
Y también –en el mismo sentido- habrán escuchado repetidamente la expresión aldea global, que reduce a la vecindad más cercana todo lo que ocurre en cualquier lugar de nuestro planeta.
En la cadena de suministros, los puertos marítimos ya hacen realidad esas expresiones.
La muestra, la noticia sobre la huelga en los puertos canadienses que publicamos hoy martes 4 de julio. El conflicto va a tener su efecto negativo en los puertos europeos. Separados por miles de kilómetros de océano.
El transporte marítimo de mercancías no es el más rápido ni el más flexible. Tampoco el más estable. Si juzgamos por el precio histórico de los fletes en los últimos tres años. Pero es, sin duda, el más global. Quizás el único.
Los puertos mercantes de todo el mundo están verdaderamente interconectados y el “efecto mariposa” en uno solo o en un lugar de paso –véase Canal de Suez– influye en el resto. Huelgas como la mencionada, quiebras de navieras, volatilidad de los precios, accidentes e incidentes, colapso en un puerto, cargas y descargas… Todo tiene su efecto global. Y casi inmediato.
Así que si ven una mariposa sobrevolar un portacontenedores en el puerto Shangai, avisen a Amsterdam o Valencia, porque algo va a ocurrir.
Ricardo J. Hernández
