Ayer publicamos un post, una opinión, titulado “Lo que pierde El Corte Inglés”, escrito y firmado por Isabel Rodrigo, enfocado a su desacertada logística de entregas.
Nunca habíamos conseguido respuesta del gigante de la distribución comercial a nuestras preguntas. El Corte Inglés siempre ha sido así, mandón y soberbio con los medios. Salvo ahora. ¡Click! algún resorte clave habremos tocado.
Eso sí, la llamada telefónica, del área de Comunicación Corporativa y Relaciones Externas de la compañía, ha sido cualquier cosa menos una conversación.
Otra oportunidad perdida. Ni argumentos, ni datos, ni nada. Malas formas, recriminación plana y ofensa a una profesional curtida, con bien ganada fama dentro y fuera de España. Una de las periodistas que más sabe de logística, si no la que más.
Su interlocutora no ha dejado de afearle el texto, sin más. Pese a ello, hemos ofrecido, como corresponde, el obligado derecho a réplica, que no ha sido aceptado.
Pero el mayor error lo ha cometido al preguntar si Isabel estaba, con su opinión, defendiendo “intereses ocultos”.
Si esto es un departamento de comunicación corporativa y relaciones externas, apaga y vámonos. Descuida su obligación: defender con solvencia y las mejores formas la imagen de su compañía.
Cualquiera es consciente de la confusa deriva y rumbo errático de El Corte Inglés desde que la dirección se dividiera en cinco cabezas. Esto ya no es lo que era.
Un gigante con todos los recursos a su disposición que, sin embargo, no ha sabido aprovechar. Hasta ahora. Y ahí están sus resultados y estrategia económica para demostrarlo. Y las frecuentes malas experiencias de los clientes para corroborarlo.
Gigante que, con estas formas, tiene algo más que los pies de barro.
El corte inglés ya no es lo mismo y con la nueva tarjeta que han implantado menos aún, ni logística ni devolución en los electrodomésticos
Desde que D.Ramon Areces, nos dejara, nadie a sabido gestionar este negocio.