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Una promesa sobre raíles con vistas al mar

Por Ricardo J. Hernández

Gran parte del futuro logístico y del transporte de mercancías en España, va sobre raíles. Los del ferrocarril que transita en la fachada de Levante, junto al mar. Esa es la apuesta de todos los empresarios a cuyas compañías favorecerá esta línea y su conexión con Europa. Es también la apuesta del Ministerio de Fomento. Y si hay alguien radicalmente en contra de esta mega infraestructura ferroviaria, ni está, ni se le espera.

El último acto de “exaltación” y unión de voluntades ha tenido lugar el pasado jueves en Barcelona, con la asistencia de más de 1.400 empresarios, políticos y miembros de la sociedad civil, entre ellos en ministro de Fomento, José Luis Ábalos. Y la promesa enfatizada en ese evento es que todos los tramos del Corredor Mediterráneo estarán en servicio en 2021.

La infraestructura se da por hecha, aunque aún quedan tramos por licitar y ejecutar. Tengamos en cuenta que se trata de unir Algeciras con la frontera francesa con doble raíl. Se habla de recta final y de redoblar el compromiso para que cumpla, en su momento, con el objetivo marcado. Pero si bien hay muchas luces, también se me ocurren algunas sombras para el transporte de mercancías. Veamos unas y otras.

Luces

– Es una infraestructura necesaria que acabará con el exclusivo sistema ferroviario radial actual.
– Transita por un conjunto de regiones que suman una gran riqueza importadora y, sobre todo, exportadora.
– Multiplicará la capacidad nacional de transporte por ferrocarril.
– Por fin, puede ser un impulso real a este modo de transporte de mercancías, cuya participación actual es ridícula.
– Tiene obvias ventajas medioambientales frente al transporte por carretera.
– Y, se asegura, abaratará los costes y multiplicará la velocidad frente al transporte viario.

Sombras

– Es preciso que otras infraestructuras, de carga y descarga, acompañen a la de la línea férrea, ya que ese eslabón, por su rigidez frente al modo carretera, es el gran hándicap del transporte de mercancías por ferrocarril.
– El Ministerio de Fomento, como aseguró el ministro, lleva años apostando por ese modo de transporte en sus presupuestos… pero fundamentalmente para pasajeros.
– En la publicidad del Corredor Mediterráneo que estos días se ve en televisión, el protagonista es el pasajero y sólo muy secundariamente las mercancías. De hecho en algunos spots el protagonista es únicamente el pasajero.
– ¿Qué efecto puede tener el procés que, como poco, ha conseguido sacar la sede social de miles de empresas de Cataluña, siendo la región fundamental para el Corredor?
– ¿Qué pasará con la flota de camiones y sus conductores que ahora cubren esa rutas?
– Y, finalmente, la propia página web del Corredor –magnífica de estética y contenidos- asegura que la infraestructura estará completa en 2025 ¡cuatro años después¡ de lo que ahora se afirma categóricamente.

Poniendo el énfasis en que este proyecto es imparable y con innumerables ventajas, la experiencia me dice que adelantar en cuatro años la puesta en servicio de todos los tramos es del todo optimista, por no decir, imposible. Seamos realistas: lo que suele ocurrir es lo contrario.

La sensación –ahora- por la información real y “subliminal” es que los trenes de pasajeros circularán pronto. Los de mercancías tardarán. Sobre todo por la necesidad de esas otras infraestructuras de carga y descarga, ya sea para semirremolques o contenedores. Y también es preocupante la falta de referencias o declaraciones de empresarios o colectivos del transporte por carretera, por más que se hable del fomento de la intermodalidad en este proyecto.

El Corredor Mediterráneo es una muy buena noticia. Sin embargo, aún con muchas dudas. El optimismo, por si solo, no es suficiente para despejarlas. Veremos

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