La disolución de la Alianza 2M marca un cambio estratégico en la industria naviera. MSC operará de forma independiente, mientras surgen nuevas asociaciones como Gemini Cooperation (Maersk y Hapag-Lloyd) y Premier Alliance (ONE, HMM y Yang Ming).
A partir de este mes, el sector del transporte marítimo vivirá una transformación con la reorganización de dos de las principales alianzas que han dominado el mercado en la última década. Estos cambios afectarán a la fiabilidad del servicio, las rutas comerciales y la competencia entre transportistas, marcando una nueva etapa en la logística global.
El acuerdo entre Maersk y MSC para conformar la ya extinta Alianza 2M se firmó en 2015. “En estos 10 años el transporte marítimo ha cambiado una barbaridad (…) y probablemente los objetivos que tuvieran MSC y Maersk hace 10 años estaban más alineados que ahora, que parece que sus estrategias están un poquito más diferenciadas”, explica a este medio de comunciación Luis Valero, senior partner de ERA Group.
Servicios directos vs puntualidad en las entregas
MSC está intensificando sus esfuerzos para expandir su capacidad en el transporte marítimo. “Actualmente, es la naviera con más barcos en espera de entrega y, además, está adquiriendo embarcaciones de segunda mano, lo que incrementará aún más su capacidad”, comenta Valero a C de Comunicación. Por su parte, Maersk está evolucionando hacia un proveedor logístico integral, diversificando sus servicios con inversiones en transporte terrestre y aumentando su presencia en almacenes para fortalecer su oferta logística.
Mientras MSC apostará por una red de servicios directos entre puertos, las alianzas emergentes centrarán su estrategia en la optimización de rutas y la fiabilidad de los horarios, atrayendo así a clientes con diferentes necesidades logísticas.
Tras la reorganización de las alianzas, la repartición de capacidades quedaría entonces de la siguiente manera: en primer lugar, Ocean Alliance (compuesta por COSCO, OOCL, Evergreen y CMA CGM) cuenta con alrededor de un 28% de la capacidad a nivel mundial; en segundo lugar, se encontraría la recién creada Cooperación Gemini (Maersk y Hapag-Lloyd) y, en tercer lugar, MSC, que actualmente aglutina por sí mismo alrededor de un 21% de la capacidad mundial.
Los impactos de las nuevas alianzas marítimas
El impacto de estos cambios no se limitará únicamente a la estructura de las grandes navieras. Según el análisis de ERA Group, consultora especializada en estrategia empresarial y optimización de costes, la nueva configuración del sector generará tanto desafíos como oportunidades. Se espera que algunas rutas ganen en eficiencia, mientras que otras podrían experimentar interrupciones temporales hasta que el mercado se estabilice. A su vez, la competencia entre transportistas podría derivar en una fluctuación de los precios, afectando a las empresas que dependen de este medio para mover sus mercancías.
Otro de los factores clave será la capacidad de adaptación de las compañías ante un escenario en constante evolución. Las grandes alianzas como Ocean Alliance seguirán dominando mercados estratégicos, especialmente en las rutas entre Asia y Norteamérica, mientras que las empresas independientes más pequeñas podrían encontrar oportunidades en nichos menos explotados. Aunque en un primer momento los costes logísticos podrían verse afectados, a medio plazo la diversificación de las opciones de transporte podría ofrecer soluciones más flexibles y personalizadas para los cargadores.
Tarifas estables, pero más altas
“Vamos a vivir unos meses quizá un poco de incertidumbre que se suele traducir en aumento de precios, pero probablemente en unos meses se estabilizarán”, expresa Valero, que aclara: “lo que sí que parece es que este cambio en las alianzas y en cómo se va a gestionar a partir de ahora el mercado marítimo probablemente traiga más estabilidad en los precios, aunque quizá sean unos precios algo superiores a los que tenemos ahora”.
Además de los costes, las nuevas alianzas quieren hacer frente a otro de los problemas que sufre el transporte de mercancías: la incertidumbre. “Se han aumentado mucho los tiempos de tránsito por tener que ir por el cabo de Buena Esperanza y luego también se han aumentado mucho los Blank Sailings –cancelación de escalas– (…) con lo cual, si le aumentas el tiempo de tránsito y la posibilidad de perder igual una salida -que te va a meter otra semana más-, pues tienes tres semanas de colchón o de buffer que tienes que tener en tu cadena de suministro que antes no tenías”, sostiene Luis Valero. “Gemini, por lo menos, va a intentar reducir esa semana extra del Blank Sailing y de ahí su eficacia”, apunta el experto.