Inicio / Opinión / Las cosas de palacio y las de los camiones
Propuesta CE pesos y dimensiones

Las cosas de palacio y las de los camiones

Las cosas de palacio van despacio, dice un viejo refrán. Y las de los camiones, también. En este caso el palacio es un trasunto de Bruselas, más concretamente de la Comisión Europea. Y en cuanto a los camiones, se trata de sus pesos y dimensiones, que se armonizarán a 44 toneladas y 25,25 metros, aunque con condiciones.

Esta publicación, Cuadernos de Logística y su newsletter, nacieron en las primeras semanas de 2011. Enseguida empezamos a realizar convocatorias en formato de mesa redondas. Pues bien una de las primeras fue, precisamente, sobre los pesos y dimensiones del transporte por carretera. Y ya era un tema “viejuno”.

Por fin parece que, en el marco geográfico de la Unión Europea, se normalizarán los máximos pesos y dimensiones de los vehículos en esas 44 t y 25,25 m de longitud. Aunque con condiciones y limitaciones, al menos habrá “café para todos”. Y, en ese sentido, España dejará de ser una isla. Una excepción sureña sin sentido.

Estos pesos en realidad no serán los máximos. Llegarán hasta las 60 toneladas. En todo caso el aumento y sobre todo la normalización, son una reivindicación por la que han pelado de lo lindo los cargadores, en España y otros países.

Convencidos de sus bondades, han esgrimido como principales argumentos el económico (es más barato mover un vehículo de estos pesos y dimensiones que dos de menores capacidades) y el medioambiental: con las nuevas motorizaciones y reducciones de consumos, menos vehículos suponen menos emisiones.

En el lado contrario, los transportistas y operadores –de aquí y acullá y, sobre todo, los pequeños negocios-, se han resistido como gato panza arriba a este cambio. Sus argumentos, igualmente potentes. Uno, también económico: el esfuerzo imposible para renovar flotas con esas mayores capacidades y longitudes, más aún en un marco en el que los márgenes se han ido reduciendo y los costes se han disparado. Otro, de infraestructuras, algunas de la cuales se entiende que no estaban preparadas para esas dimensiones (radios de giro, accesos, zonas de carga y descarga, gálibos… ).

Pero el campo no tiene puertas y aunque las cosas de palacio vayan despacio y las de los camiones también, lo que es del todo inoperante es que la reglamentación en materia de transporte internacional por carretera sea tan variopinta. O tan heterogénea, en el marco de una Europa teóricamente unida.

Ahora parece que las dificultades se han dejado atrás y que son más las ventajas que los inconvenientes. Por una vez, las voces contestatarias ante este anuncio (con frecuencia altisonantes), han brillado por su ausencia.        

Las cosas de palacio y las de los camiones, aún despacio

Aunque el anuncio esté hecho, es todavía una propuesta, que tendrá que pasar por los complejos trámites Comunitarios. Y luego transponerse a las distintas reglamentaciones nacionales. Todo con tiempos de espera que serán dilatados y fechas de entrada en vigor ni cercanas, ni conocidas.

Afortunadamente, este “café para todos” es voluntario. Paulatino, si se quiere. No obliga a su uso. Lo que proporciona es una oportunidad largamente perseguida por una parte importante de los actores implicados en este eslabón de la cadena de suministros, que ahora está mucho más cerca.  

Ricardo J. Hernández    

Notificar nuevos comentarios
Notificar
guest
0 Comentarios
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios
Scroll al inicio