La logística juega un papel crucial en la reducción del desperdicio alimentario, mediante tecnologías avanzadas y prácticas sostenibles. Estas soluciones mejoran la eficiencia y reducen las pérdidas a lo largo de la cadena de suministro.
En total, más de 1.300 millones de toneladas de alimentos terminan en la basura cada año según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Un dato que equivale, nada más y nada menos, que a un tercio de lo que se produce a nivel mundial.
El desperdicio alimentario en la logística se presenta como uno de los eslabones más críticos de la cadena de suministro. Según datos de la FAO, el 14% de los alimentos se pierden en las etapas de transporte y almacenamiento antes de llegar al consumidor final.
En nuestro país, este desperdicio es especialmente notorio en los productos frescos como la fruta, la verdura o el pescado. Todos ellos tienen una vida útil corta y son muy susceptibles al deterioro durante el transporte y el almacenamiento. En algunos casos, los alimentos pierden su vida útil incluso antes de llegar a los estantes de los supermercados debido a problemas en el embalaje o en la manipulación.
El desperdicio alimentario en la logística tiene un impacto económico a tener en cuenta. Según la Fundación Agroalimentaria, el valor del desperdicio en la distribución en nuestro país asciende a miles de millones de euros al año.
Si nos fijamos en la cadena de suministro de alimentos, los márgenes de ganancia suelen ser estrechos y las pérdidas derivadas del desperdicio alimentario afectan, de manera directa, a la rentabilidad de las empresas afectadas.
A medida que la sostenibilidad se está convirtiendo en un objetivo prioritario para la logística, muchas empresas están adoptando tecnologías punteras, como el Internet de las Cosas (IoT) o el Big Data, para optimizar los procesos logísticos y mejorar la trazabilidad de los productos.
Los mayores desafíos de la logística para evitar el desperdicio alimentario
La problemática del desperdicio alimentario afecta a todas las fases de la cadena de suministro. En este escenario, la logística juega un papel primordial. Sin embargo, a pesar de los grandes avances de los últimos años, este sector sigue enfrentando desafíos importantes para reducir las pérdidas de alimentos.
La gestión de la cadena del frio es uno de los mayores retos para la logística. Esta gestión es primordial para mantener a temperatura adecuada los alimentos que se transportan y almacenan. Sin embargo, mantener la cadena de frio no es fácil.
En muchas ocasiones se producen desajustes de temperatura que comprometen a los alimentos. Estos desajustes pueden ser causados por fallos en los sistemas de refrigeración, retrasos en el transporte, o incluso, la manipulación incorrecta en los centros de distribución.
Si los alimentos que se transportan se exponen a temperaturas más altas o más bajas de lo recomendado, el riesgo de deterioro del alimento aumenta exponencialmente, lo que lleva a un desperdicio innecesario de productos que son aptos para el consumo. Según un informe de Deloitte, los fallos en la cadena de frío son responsables de una parte significativa del desperdicio alimentario.
Otro gran reto logístico pasa por evitar las pérdidas que se provocan durante el transporte y el almacenamiento de los productos. Las fluctuaciones en la demanda, los retrasos en la entrega y los problemas de planificación en la cadena de suministro pueden provocar un exceso de inventario o productos que no se vendan a tiempo.
Según un estudio de Accenture, los productos perecederos tienen hasta un 50% más de probabilidad de ser desperdiciados en el transporte y almacenamiento que los productos no perecederos.
Esto es especialmente crítico para los productos frescos, que tienen una vida útil limitada. Si un alimento no se distribuye o se consume dentro de su periodo óptimo de frescura, es probable que termine en la basura.
Además, los centros de distribución mal organizados o los espacios de almacenamiento inadecuados aumentan el riesgo de que los productos se dañen o se desorganicen, especialmente cuando los alimentos deben ser almacenados junto con otros productos no perecederos.
La planificación inadecuada de la demanda es otro gran desafío logístico. En un entorno tan dinámico como el del comercio alimentario, las fluctuaciones impredecibles en la demanda de ciertos productos pueden llevar a un exceso de inventario o a una falta de productos disponibles en el mercado.
Las herramientas de predicción de demanda, aunque han mejorado, aún no son infalibles. Cuando no se cuenta con la capacidad de predecir la demanda de manera precisa, los productos pueden caducar antes de ser vendidos, especialmente los productos frescos.
Esa falta de una previsión exacta y una planificación eficiente obliga a muchas empresas a desechar grandes cantidades de alimentos, afectando la eficiencia de la cadena de suministro y generando desperdicio innecesario.
Soluciones logísticas que evitan que los alimentos acaben en la basura
A pesar de los enormes desafíos que la logística tiene si nos referimos a desperdicio alimentario, los avances en tecnología y las nuevas prácticas operativas, están evitando que los alimentos acaben como desecho.
Desde la mejora en la gestión del frio hasta el uso de inteligencia artificial para prever la demanda, las estrategias logísticas evolucionan para evitar que grandes cantidades de alimentos terminen en el contenedor.
La gestión más eficiente de la cadena de frio es una de las soluciones más efectivas. Cada vez más, las empresas logísticas invierten en sistemas de refrigeración más avanzados, como unidades de refrigeración en tiempo real que monitorizan constantemente la temperatura y alertan sobre cualquier anomalía.
Además, el uso de sensores IoT y tecnología de big data permite una supervisión más precisa y eficiente de las condiciones de almacenamiento y transporte, garantizando que los productos frescos se mantengan en óptimas condiciones durante toda su vida útil.
“La implementación de sensores IoT y tecnologías de monitoreo en tiempo reales una forma de asegurar que la cadena de frío se mantenga intacta en todo momento”, señala una investigación de McKinsey & Company.
Por otro lado, la trazabilidad es la solución. Con los avances tecnológicos, las empresas pueden tener un control más detallado sobre cada etapa del proceso logístico. Mediante la recopilación de datos en tiempo real, los sistemas logísticos pueden hacer un seguimiento exacto de la ubicación, el estado y el ciclo de vida de cada lote de alimentos.
Esto facilita la optimización de inventarios y la predicción de la demanda de manera más precisa, evitando la sobreproducción y las pérdidas debido a alimentos no vendidos.
“El uso de envases que controlan la humedad y el oxígeno dentro de los paquetes puede extender la vida útil de los productos frescos”, apunta un informe de Pack Tech.
Además, con una trazabilidad más eficiente, es posible gestionar mejor las fechas de caducidad y las promociones, asegurando que los productos con fecha de vencimiento más cercana sean comercializados primero, reduciendo el riesgo de que se desperdicien.
La mejora del packaging, sin duda, también reduce el desperdicio alimentario. En muchos casos, los alimentos que se desperdician no son porque sean inseguros para el consumo, sino porque tienen un embalaje inadecuado que puede acelerar el deterioro.
Los avances en envases inteligentes, que incluyen tecnologías como la atmósfera modificada o los materiales biodegradables, mejoran la conservación de los alimentos durante su transporte y almacenamiento.
El uso del almacenaje automatizado y sistemas de gestión inteligente de inventarios, sin duda, ayuda a optimizar el uso del espacio y a mejorar la conservación de los productos.
“La automatización mejora no solo la eficiencia, sino también la precisión en el manejo de los productos, lo que reduce la probabilidad de que los alimentos se deterioren debido a errores humanos o ineficiencias logísticas”, concluye un informe de PwC sobre tendencias en la logística de alimentos.
Puedes leer el reportaje completo en la edición nº79 de nuestros Cuadernos de logística.