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La cuadratura de la economía circular.

La cuadratura de la economía circular

Por C de Comunicación

El mundo transita inevitablemente hacia la sostenibilidad de los recursos. El entorno nos recuerda, cada vez con más frecuencia, que el tiempo se acaba para detener la deriva que el ser humano ha causado en su casa común.

Las crisis climáticas y lo extremo de las temperaturas y los fenómenos meteorológicos, son un reflejo permanente de esa urgencia. Además, como nunca en la historia, los recursos naturales se contemplan ya como finitos –el petróleo, por ejemplo- y las soluciones alternativas y a la vez más sostenibles, aún ni aseguran los tiempos venideros –por su escasez- ni se muestran como universalmente válidas, como ocurre con el litio.

En este escenario tenso e inseguro, se imponen nuevas ideas, hasta ahora despreciadas mayoritariamente por la dictadura de un consumo desatado, que despreciaba lo usado. Así ha nacido y cada vez está más presente el término y la praxis de la economía circular.

Economía circular

Este binomio propugna el aprovechamiento de lo usado, bien para darle una segunda vida con otra utilización (un palé que sirve de mesa, por ejemplo), bien para utilizarlo en el mismo uso o cometido (equipos de segunda mano), o bien para que sus partes –caso de una máquina- sirvan para que otra siga funcionando (una suerte de “trasplante”).

Los mercados crecen en este sentido, ya sean los de consumo –con plataformas especializadas como Wallapop- o los industriales, de automoción o bienes de equipo. Éstos, por un lado, han huido del término maquinaria usada –o equipo usado- cuyas connotaciones culturales lo marginaban a mercados grises o de tercer nivel, con escasa profesionalidad, seriedad y opciones de generación de negocio.

Y por otro, han elevado el nivel de esos equipos, componentes, etc. Bien por necesidad en épocas recesivas, cuando la venta de lo nuevo se encoge al tiempo que lo hacen los poderes adquisitivos, por escasez de stock por circunstancias inesperadas (la pandemia, guerras, etc.); o bien por llevar al mercado máquinas, accesorios o repuestos aún útiles y ahora garantizados, que sí son generadores de negocio y oportunidades.  

Nuevas denominaciones para lo usado

Por ello ha sido necesario acuñar nuevos términos para esos bienes. No solo como instrumentos de marketing acordes con el prestigio  de las marcas que representan. También, porque definen mucho mejor qué es lo que se comercializa, donde  términos como “usado”  o “segunda mano”, ni aportan valor ni reflejan ya la realidad.

Así se habla, por ejemplo, de carretillas elevadoras o repuestos de ocasión, reacondicionados o, incluso, remanufacturados. Cualquiera de ellos se define por tres constantes: la oportunidad, tanto para el que compra como para el que vende; la garantía del comercializador sobre el bien (muchas veces el propio fabricante) que le da un carácter sólido y una relación calidad-precio adecuada; y la enorme aportación a la sostenibilidad, alargando la vida útil del producto que se trate, en el caso que ejemplificamos, una carretilla elevadora.

Es justo la otra cara de lo que a finales del siglo XX se empezó a conocer como “obsolescencia programada”, el fin de la vida útil de un bien industrial o de consumo (generalmente mecánico o electrónico), por el simple hecho de sus años de vida, sin importar su estado o utilidad, real o tras una presumible reparación.

Conciencia del uso y del medioambiente

Las compañías, cualquiera y de cualquier sector, pero especialmente las multinacionales y las de producción de bienes de equipos o partes (repuestos y accesorios), no han sido ajenas a su responsabilidad social y con el entorno.

Con mayor o menor celeridad, pero ya mayoritariamente con el mismo foco, han desarrollado esta potencialidad de negocio que, si bien siempre estuvo ahí, también siempre –hasta hace apenas una década- era el “hermano pobre” de la cuenta de explotación, la segunda o tercera división de la que se hacía poco “ruido mediático” o de marketing. Y, sin embargo, ha “salvado los muebles” a más de uno en estos dos últimos años, cuando escaseaban los equipos nuevos a causa de las crisis de producción, chips o pandemia… cuando no todas simultáneamente.

También los repuestos: el ejemplo de TVH

Sin apartarnos de este sector, hay ejemplos también en grandes compañías de rango mundial enfocadas a la postventa, al recambio y al accesorio industrial de maquinaria, como pueden ser las carretillas elevadoras.

Es el caso de la belga TVH, también afincada en España y Portugal. TVH pone en el mercado piezas remanufacturadas y garantizadas, que suponen ahorro de compra hasta el 50% y aprovechan un recurso que de otra forma sería despreciado.

Las piezas remanufacturadas, de origen usadas, son cuidadosamentereparadas y restauradas por expertos técnicos e ingenieros. Al desmantelar, limpiar, reparar y reemplazar las piezas desgastadas y obsoletas, éstas vuelven a disponer de sus cualidades de “nuevas” y ser tan fiables como el producto original.

Las reparaciones se realizan según estándares elevados, sometiendo las piezas restauradas a rigurosas pruebas para garantizar su funcionamiento sin distinción sobre las nuevas. Algunas piezas se prueban en máquinas reales, mientras que otras se someten a bancos de pruebas avanzados, que simulan las condiciones de trabajo reales y proporcionan una evaluación precisa de su funcionalidad.

Aportación medioambiental

La aportación medioambiental de esta faceta de la economía circular es obvia y da una nueva vida a los recambios. Así se evita que se tiren y se reduce la necesidad de producir más recambios y consumir más materias primas. Siguiendo el concepto “De la cuna a la cuna” (Cradle to Cradle o C2C, por sus siglas en inglés), una pieza remanufacturada mantienen en circulación valiosos recursos, reduciendo los residuos.

Singularmente, abundando en esta estrategia y compromiso con el medioambiente, TVH recibe y repara las piezas defectuosas de sus clientes para que vuelvan a funcionar, emitiendo la misma garantía que con sus propias piezas remanufacturadas. Y, también, tanto si se trata de  máquinas viejas o piezas sueltas que aún se puedan reparar, busca piezas electrónicas, eléctricas, hidráulicas y mecánicas para mantener este círculo virtuoso.

El concepto de usado ha cambiado. Su calidad, también. Y con ello la reparación, reutilización y rehabilitación, están contribuyendo a la sostenibilidad de recursos y reduciendo los residuos.

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