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La hora del optimismo logístico

Por Ricardo J. Hernández

Si usted es de los que siempre ve todo negro, haya o no razones, está de enhorabuena. Si usted es de los que destila optimismo, este es también su momento. El de ver la botella, al menos, medio llena. A mí optimismo logístico no me falta.

Pero he de reconocer que las estadísticas, cifras macroeconómicas, situación geopolítica y escenario interno, han dibujado un escenario de tormenta casi perfecta. Dicen los que explican los vaivenes económicos cuando han  pasado, que los ciclos económicos son una constante. Nada que no sepamos el resto de los mortales a poco que hayamos vivido.

Algunos –ya presumirán de acierto o justificarán su error sin sonrojo- ya dibujan una “W” para explicar este momento. De tal manera que ahora estaríamos en la parte descendente de la “v” invertida central, más corta que las laterales: un ciclo de crecimiento corto (el pasado), seguido de una caída también corta (la que se anticipa), que precedería un próximo crecimiento más largo y notable.

Tormenta perfecta

En todo caso, los optimistas vamos a tener que luchar contra las estadísticas. Y también habrá que bregar con la insensatez incontrolable: la guerra económica USA-China; el Brexit; el “terrorismo” petrolero de las últimas semanas y, como guinda, nuestro sainete político, nuevas  elecciones y orfandad de presupuestos.

Es el momento, antes que después, del optimismo. De gestionar lo ajustado y aprendido durante la última crisis. Es la hora de aprovechar las estructuras de costes saneados y controlados estrictamente desde 2008. Es ahora cuando la logística y todo lo que comporta, manejo, gestión de almacenamiento, aprovechamiento de infraestructuras, transporte, costes asociados de combustibles y fuentes de alimentación, gestión de stocks, entregas certeras, etc. pueden desarrollar todas sus bondades y posibilidades de equilibrar el escenario gris con eficacia y eficiencia.

Las empresas necesitan en cualquier escenario los mejores productos y servicios, hacer más y más acertadamente. Servir más rápido y mejor. Evitar las roturas de stock. Si el mercado es expansivo porque la competencia es nutrida y feroz. Si el mercado es recesivo porque la tarta es más pequeña y la competencia gana en ferocidad. Logística y logística.

Para Bob Dylan la respuesta estaba en el soplar del viento; para mí la respuesta, en cualquier escenario, está en la logística. Y eso son oportunidades. No me negarán que esto infunde optimismo logístico.       

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