La I Mesa Redonda con motivo del Día de la Mujer celebrada por C de Comunicación en colaboración con TIPSA trató diferentes temáticas de actualidad que afectan al sector logístico. Uno de los asuntos que más avivó el debate fue el de la vuelta a la normalidad en las rutas a través del mar Rojo, una cuestión que parece aún lejos de resolverse.
Otro de los principales problemas que enfrenta el sector es un exceso de capacidad. La fabricación masiva de buques coincide con una demanda europea estancada, generando una presión a la baja en los precios. En este contexto, el retorno al canal de Suez, clave para reducir los tiempos de tránsito, se presenta como una incógnita. Aunque los clientes lo demandan, a las navieras no les interesa demasiado, ya que implica una mayor capacidad disponible, aseguraba Nuria Lacaci, secretaria general de ACE Cargadores.
Asimismo, otro de los factores que influyen en la situación actual es la incertidumbre en el sector asegurador. “Las compañías de seguros no quieren asegurar porque no hay estabilidad”, exponía Lola Ruiz, directora Global de la Unidad de Negocio Contract Logistic en TIBA. Un ejemplo ilustrativo fue el caso de Panamá en 2023, cuando la conflictividad llevó a un incremento en los costes del seguro: “Los seguros triplicaron; es decir, dejaron de asegurar a compañías”, añadía. Esta situación se agrava por la falta de obligación de las navieras de informar sobre la ruta, lo que puede invalidar el seguro en caso de cambios en el itinerario.
Las recientes reconfiguraciones en las alianzas navieras han generado una fuerte competencia en el mercado del transporte marítimo, impactando directamente en la guerra de fletes. Mientras que en un inicio la diversificación de las alianzas parecía reducir la concentración del sector, la posible integración de Maersk y Hapag-Lloyd, miembros de la alianza Cooperación Gemini, podría revertir esta tendencia y generar una nueva consolidación del mercado.
Además, el exceso de capacidad y la incertidumbre en torno a la evolución de los conflictos geopolíticos están afectando la estabilidad de los precios del transporte. Aunque los fletes han vuelto a niveles previos al conflicto en Israel, la volatilidad del mercado sigue siendo una preocupación clave para los operadores.
Por otro lado, el impacto de las políticas arancelarias de Trump añade una capa adicional de incertidumbre. La imprevisibilidad de sus decisiones ha llevado a la cancelación de proyectos logísticos ya avanzados, afectando directamente al comercio internacional. En México, por ejemplo, “el boom del nearshoring ha disparado el valor del suelo industrial”, exponía Lola Ruiz, lo que refleja el interés por una mayor diversificación de las cadenas de suministro. Sin embargo, si las políticas proteccionistas de EE.UU. se endurecen, este crecimiento podría verse afectado, generando una posible desaceleración en la relocalización de la producción hacia América Latina.
El canal de Panamá también sigue siendo un punto estratégico en las rutas marítimas globales y su control podría convertirse en un nuevo foco de tensión internacional. La posible intervención de EE.UU. para limitar el uso del canal por parte de China podría generar un impacto significativo en el comercio entre Asia y América. Esto, sumado a los desafíos ya existentes en la región, refuerza la idea de que el panorama del transporte marítimo en 2025 estará marcado por una alta incertidumbre y la necesidad de adaptación constante por parte de los actores del sector.
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