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Simplificando la cadena de suministro mediante nuevas técnicas de reproducción

La impresión 3D podría cambiar la logística

La rapidez con la que se desarrollan los últimos proyectos relacionados con impresión 3D podría revolucionar el sector de la logística y el transporte. Convirtiéndose en un driver, al igual que las Soluciones de Movilidad Empresarial, para contribuir en la mejora de procesos, el incremento de la productividad y el ahorro de costes.

 

La impresión 3D es una tecnología que comprende un grupo de técnicas de fabricación por adición en las que el objeto que va a ser reproducido de forma tridimensional es producido a través de un sistema de superposición en el que se van añadiendo capas de material de forma sucesiva y se va componiendo el objeto en cuestión.

Lo que permite esta tecnología es desarrollar el producto al completo o partes del mismo para su montaje y puede estar hecho de distintos materiales con diversas propiedades tanto mecánicas como físicas.

Actualmente, el uso de impresoras 3D encuentra cabida en campos como el calzado, la arquitectura, la joyería, la construcción, la industria médica, la educación, la automoción y la ingeniería civil, pero los cimientos de la tecnología no son recientes. En el año 1980 ya se desarrollaron equipos de fabricación de aditivos tempranos en el Instituto Municipal de Investigaciones Industriales de Nagoya, donde se inventaron dos modelos.

En cuanto a la cantidad de tecnologías existentes, son tres las principales a la hora de hablar de impresión tridimensional.
En primer lugar, cabe destacar la fabricación aditiva, cuyo proceso permite crear un objeto desde cero y es la propia maquina la que va añadiendo material hasta crear una pieza final.

Los procesos aditivos incluyen todas las tecnologías de Prototipado Rápido (Rapid Prototyping) con métodos como la impresión 3D: FDM, FFF, Estereolitografía (SLA) o el Sinterizado Selectivo Láser (SLS). En segundo lugar, la tecnología que ha hecho célebre la metodología de impresión tridimensional, es la Fusion Deposition Modeling, conocida como FDM, patentada a finales de los 80 por Scott Crump y cuyo sistema permite conseguir piezas empleando plástico ABS. Por último, la tecnología láser es de las más populares y conocidas por ser de las que consigue un resultado más preciso y en menos tiempo.

Su aplicación a la logística
Teniendo en cuenta que la impresión 3D es una realidad, que existen distintas tecnologías para llevarla a cabo, que a día de hoy se reproducen objetos con ella y que las impresoras 3D se comercializan como producto de fabricación a nivel internacional, su aplicación a la logística podría llegar en cualquier momento.

Si bien es cierto que todavía no se han experimentado aplicaciones claras y definidas para la industria logística, distintas empresas se han aventurado a imaginar cómo se transformaría el sector con una tecnología de vanguardia como la producción tridimensional automatizada.

Desde Cuadernos de Logística y después de una investigación sobre la tecnología citada, nos adelantamos a distinguir entre tres distintos usos de la impresión 3D en el sector:
– En primer lugar, la impresión tridimensional en movimiento. Con esto nos referimos a la posibilidad de imprimir/producir un recambio (por ejemplo) durante el trayecto del punto de origen al de destino. Teniendo en cuenta que la impresión tridimensional guarda una relación directa entre los centímetros impresos y el tiempo que tarda en ejecutarse la producción, actualmente tiene ciertas sombras como teoría, pero a pesar de no estar implementado, podrá ser una solución cuando la tecnología de estas máquinas evolucione y llegue a su punto álgido.

Sin ir más lejos Amazon, el distribuidor aparentemente más preocupado por reducir sus tiempos de entrega y el volumen de sus almacenes, ya habló de un proyecto similar al citado. La idea es que en el momento que el cliente efectúa un pedido a través de su página web, este no tenga que salir de un almacén y haber sido producido previamente, sino que se fabrique durante su trayecto en el camión, que llevaría adherida una impresora 3D apta para dicha labor y reduciría el tiempo y el espacio de la transacción.

– En segundo lugar, ponemos sobre la mesa la posibilidad de imprimir de forma tridimensional dentro del propio almacén y en función de las necesidades de la demanda. Y es que incluso expertos como Jon Sleeman, director de Research de Logística e Industrial para la región EMEA (Europa, Oriente Medio y África) en Jones Lang LaSalle, han dado su opinión sobre esta tecnología destacando que “la impresión 3D cambiará la naturaleza de las fábricas en determinadas industrias. En lugar de grandes fábricas a medida, contribuirá a una mayor demanda de edificios estándar medianos y pequeños que, muy probablemente, las empresas arrendarán en lugar de tenerlos en propiedad”.

En este caso, se trataría de estudiar la demanda y sus flujos e imprimir en tandas pequeñas el producto, lo que facilitaría un ahorro de espacio y recursos y eliminaría la problemática de los excedentes que suelen traer consigo una bajada del precio unitario del producto.

– Finalmente, y en un grado más alto de integración tecnológica, cabría la posibilidad de enviar virtualmente un producto determinado desde una impresora 3D ubicada en España a otra ubicada en Alemania y que, contando con las mismas condiciones físicas y mecánicas, ese producto sea reproducido directamente allí, habiéndose realizado en el país de origen simplemente el diseño. Este tercer ejemplo tiene mayores complicaciones e implica un alto nivel de uso de las impresoras 3D, algo que depende directamente del precio de la máquina, que según vaya haciéndose más útil y factible, irá descendiendo como cada artículo tecnológico.

En cuanto a la aplicación de la impresión en tres dimensiones en la logística y el almacenaje y transporte de mercancías, no es una utopía ni algo que no se haya pasado por la mente de los grandes operadores logísticos y empresas del sector. Sin ir más lejos, DHL lanzó recientemente un informe de tendencias titulado La Impresión 3D y el Futuro de las Cadenas de Suministro, en el que explicaba cómo han permanecido durante años probando distintos hardware y técnicas de impresión 3D. Después de eso, ha confirmado que creen que esta tecnología tiene “suficiente potencial como para redefinir las estrategias de fabricación y la cadena de suministro”.2

Además, según ellos, el mercado de la impresión 3D crecerá entre 180.000 y 490.000 millones de dólares en 2025. Aunque también adelantaron que creen que esta tecnología no es “una varita mágica”, por lo que su núcleo de actuación se basará más en simplificar los procesos productivos que en convertir en obsoleta la producción masiva.

Ventajas y beneficios que supone su implantación
La principal ventaja de esta tecnología es el potencial que tiene en la manufactura de productos, siendo capaz de realizar una gran cantidad de objetos con una sola impresora de tipología general. Por el contrario, actualmente, gran parte de la manufactura se lleva a cabo con maquinaria específica y eso es una limitación, puesto que la maquina debe adaptarse o cambiarse.

La segunda ventaja es la reducción de costes, puesto que se trata de hacer una gran inversión inicial, pero no requiere unos costes tan elevados como los del sistema de manufactura actual.

Asimismo, los productos pueden personalizarse y adaptarse al cliente de forma exclusiva; tiene aplicaciones múltiples aún por descubrir, como el campo de la medicina con la creación de prótesis o impresión de tejidos orgánicos; es una tecnología portátil hasta cierto punto y no necesita desarrollarse en un punto fijo concreto; y permite reproducir accesorios en poco tiempo, a solicitud de la demanda y con distintos materiales.

Inconvenientes y desafíos que presenta
A pesar de ser una tecnología que consta de bastantes beneficios y parece adaptarse a las necesidades que, con el paso del tiempo, se irán generando en una sociedad cada vez más avanzada, la impresión tridimensional también tiene sus sombras, desde el punto de vista tecnológico, económico, social y de implementación en el mercado y en las distintas industrias en las que podría llegar a ser interesante.

En primer lugar, cabe destacar que, de momento, el gran hándicap de esta tecnología es el tiempo de impresión. Actualmente ese tiempo es proporcional al tamaño y la complejidad del modelo que vayamos a reproducir. Por norma general, lo que se puede tardar en imprimir un objeto de silicona del tamaño de un Smartphone es en torno a las 2 ó 3 horas.

Otra desventaja de la que muchos expertos hablan y que supone uno de los aspectos más polémicos, puesto que no para todos es un inconveniente, es la posible disminución de puestos de trabajo. Algunos destacan que su funcionamiento generalizado podría suponer un decrecimiento en la elaboración de productos y la maquinaria, con lo que ello conlleva. Por otro lado, también hay quien piensa que cuando nace una tecnología no muere un puesto de trabajo, sino que este se reinventa, defendiendo la idea de que para que se produzca un objeto con esta tecnología, alguien tiene que diseñarla y perfeccionarla.

Asimismo, hay que destacar una tercera desventaja que puede que dentro de unos años no lo sea: el coste de las impresoras. Actualmente el precio medio ronda los 3.500 euros, pero las previsiones indican que esta situación tenderá a desaparecer y los costes disminuirán con la normalización de su uso. 

También se puede entender como inconveniente el hecho de que las barreras para implementarlo a nivel empresarial son bastante altas, por lo que la competencia entre compañías podría desestabilizarse y llevar a ciertos sectores a la obligación de reinventarse e invertir, algo que no todos pueden permitirse. 

Por último la facilidad de vulnerar los derechos de autor. Puesto que a día de hoy no hay ningún sistema que evite que cualquier persona con una impresora 3D y un diseño, pueda efectuar la composición del objeto independientemente de si este diseño es propiedad suya o no.

Su papel en la reproducción de repuestos
Actualmente no es habitual encontrar implementada la tecnología de impresión tridimensional como modelo de fabricación único en ninguna industria, pero poco a poco se van avanzando pasos en la producción de repuestos de pequeño tamaño y compuestos por materiales como el plástico o la silicona. Sobre todo en el sector del mantenimiento, la fabricación y reproducción de repuestos de pequeño tamaño a través de la impresión 3D puede ser verdaderamente interesante, teniendo en cuenta que, muchas veces, se debe cambiar la pieza de un producto que ya no fabrica sus accesorios.

Hay espacio para la fabricación de recambios a través de la impresión 3D precisamente por la poca disponibilidad que suele tener el fabricante de estos accesorios. En pocas palabras, simplificaría el problema del consumidor y resolvería esa necesidad del mercado.

Ya sea el pomo de una puerta, una bisagra, una clavija de algún pequeño electrodoméstico o la tapa del mando a distancia, gran parte de los repuestos se pueden imprimir y eso resuelve problemas en poco tiempo y de forma sencilla. Ejemplo de que esto es posible es la fabricación de repuestos para automóviles, puesto que la facilidad que ofrece la impresión 3D es que se pueden reproducir recambios de materiales rígidos o flexibles ahorrando tiempo y ciertos costes.1

De hecho, marcas como Toyota ya han comenzado a producir maquetas a escala de motores para vehículos con impresoras 3D, un avance en la implementación de esta tecnología y que supone la viabilidad de la técnica y la posibilidad de imprimir piezas como válvulas, cigüeñal, pistones o poleas para arreglar un vehículo estropeado.

A nivel logístico, un gran número de talleres se encuentran con el hándicap de la disponibilidad o el stock. Lo habitual es que no se tengan las piezas necesarias para reparar la avería en cuestión y eso alargue el proceso. Pero si estuvieran todas las piezas infomatizadas y el taller contase con una impresora 3D profesional, podría imprimir esa pieza en el mismo día, sin tener que pedirla a la marca oficial y evitando retrasos en el proceso.

Aprovechar el espacio, disminuir el tamaño de los almacenes y conseguir un lugar menos saturado, sería una gran solución para los retos que actualmente se presentan en el sector.

Otra empresa importante del sector automovilístico, Volkswagen, se ha lanzado a experimentar con los recambios impresos tras la necesidad de encontrar la manera con la que restaurar o reparar vehículos clásicos. Y después de su experiencia, señala que para emplear un repuesto en un automóvil, este debe ser: poco visible, pequeño y que no interfiera en la seguridad o con una relación mínima con ella.3

Lo que vislumbramos
Un punto de encuentro entre la logística inteligente y la impresión 3D (por ahora de recambios como posibilidad factible), es la integración de estos dispositivos, con las aplicaciones de movilidad empresarial de los operarios, dando la posibilidad de imprimir una pieza desde su dispositivo móvil en tiempo real antes de llegar a su destino.

Pongamos un ejemplo: supongamos que una empresa de mantenimiento de ascensores tiene una incidencia. Si el operario ha sido avisado a través de su aplicación de movilidad empresarial de un mantenimiento correctivo y debe desplazarse hasta el edificio en el que se encuentra el ascensor dañado, pero no cuenta con las herramientas y piezas necesarias para ese mantenimiento en stock, con la impresión 3D en movimiento (en el interior del vehículo), cabría la posibilidad de imprimir los recursos necesarios en el trayecto hasta el edificio con el ascensor averiado.

De esta manera, gracias a su aplicación de movilidad empresarial realiza un trabajo más eficiente y con la ayuda de la impresión 3D en movimiento, se puede efectuar el trabajo antes, sin la necesidad de pedir las piezas por encargo, algo que ralentiza los procesos.

Con esta solución, que podría ser implementada en los próximos años, los problemas logísticos en el mantenimiento y la fabricación de repuestos antiguos o descatalogados, quedarían resueltos.

Además, las empresas que desarrollan soluciones de movilidad empresarial podrían aportar más valor en sus propuestas con el fin de contribuir en la mejora de procesos, el incremento de la productividad y el ahorro de costes.

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