¿Hasta dónde podremos llegar? Las nuevas tecnologías y el gran impacto que están generando en las operativas y gestiones de numerosas áreas de trabajo y sectores hacen replantearse esta pregunta, y es que, ¿acaso hay un límite en el desarrollo tecnológico y digital?
Fue Elon Musk el primero en romper este tabú, hablando sobre los riesgos de uno de los avances que más está condicionando e implantándose en nuestra sociedad: la Inteligencia Artificial – IA -, para la cual él mismo afirmó cómo “podría haber un 20% de posibilidades de que destruya la humanidad”. Pero no todo fueron malos pronósticos, pues también afirmó que sus beneficios pueden llegar a compensar ese riesgo.
Usuarios individuales, empresas, entidades públicas, expertos, jóvenes… En la actualidad podríamos decir que un alto porcentaje de la sociedad hace uso de la IA, ya sea en una pequeña o gran medida, y es que su potencial no deja de incrementar conforme surgen nuevas actualizaciones y desarrollos.
Este panorama resalta la necesidad de abordar la transformación inevitable y necesaria que ya está viviendo la cadena de suministro, y es que como hemos podido observar, la tecnología vive un crecimiento exponencial y no lineal, lo que señala de manera directa que el tiempo lo único que hará será incrementar ese avance, para el que necesitamos estar preparados.
La cadena de suministro actual ya ha sido testigo de grandes variaciones debido a los acontecimientos vividos en los últimos años, pero no parece haberse adaptado aún a la nueva realidad que la rodea. Y es que la cadena que conocemos fue diseñada y construida en una etapa prepandémica, cuando las necesidades, exigencias, hábitos de los consumidores y tensiones mundiales eran completamente distintas. En la actualidad podemos observar cómo todas estas variantes que se han mencionado han experimentado un cambio radical, lo que nos indica cómo este modelo, aún vigente en la actualidad, necesita experimentar una transformación hacia una gestión centrada en la agilidad y la resiliencia desde un punto de vista sostenible.
Esta labor es esencial y necesaria si queremos que las cadenas de suministro de hoy en día puedan anticiparse a las variaciones futuras, adaptarse a ellas y verse beneficiadas de los avances y transformaciones que se están dando en materia de tecnologías y nuevos desarrollos.
Apuesta por el cambio
Desde el Centro Español de Logística, como actores responsables con la gestión de la cadena de suministro española, queremos apostar por ayudar a ese cambio, y es que tenemos tanto el privilegio como el deber de hacer realidad esa transformación que permita que unos sectores como los que componen la cadena, que conforman la columna vertebral de la economía mundial – hecho ya confirmado con los sucesos vividos en la pandemia del COVID-19 -, puedan adaptarse al cambio y continuar funcionando de manera eficiente con independencia de los sucesos que puedan afectarla, ya sean guerras, pandemias o problemas en las redes de tráfico.
Son muchos los retos que hay planteados sobre la mesa, así como las posibles soluciones a aplicar: acortar las cadenas, reducir la dependencia con el continente asiático, mejorar la intermodalidad, digitalizar toda la información, proteger toda esa información digitalizada, colaborar, compartir recursos… Pero para poder gestionar y ordenar todas de manera beneficiosa, debemos tener claro el objetivo que perseguimos, para el cual la respuesta parece estar clara: lograr cadenas de suministro ágiles, resilientes y sostenibles, que gocen de cierta independencia y que puedan amoldarse a los cambios inevitables de la sociedad.
Tras tener esta cuestión clara toca ponerse manos a la obra en la búsqueda de apoyo, de alianzas y aliados que permitan a las cadenas desarrollarse y conseguir los objetivos que se plantean en la hoja de ruta. Para ello debemos darle la razón a Elon Musk de nuevo, y es que, pese a que la IA se presente como una tecnología revolucionaria con un altísimo potencial, debemos controlarla y vigilarla, invirtiendo y trabajando para conseguir exprimir toda su aplicabilidad, en nuestro caso, a la cadena de suministro.
Áreas que pueden salir beneficiadas
Si analizamos las posibilidades de la IA en las operaciones de la cadena de suministro encontramos muchas áreas que pueden salir beneficiadas de ella, como puede ser la optimización de rutas, inventarios, el pronóstico de la demanda, mejora de la asignación de recursos, predicción y gestión de riesgos, gestión de proveedores o trazabilidad y transparencia, entre otros.
El beneficio es, por tanto, claro. Lo que necesitamos actualmente es poder alcanzar su máximo potencial, lo que implica de manera directa una necesidad de invertir en tecnologías y talento humano. No sólo es necesario desarrollar nuevas herramientas y algoritmos, sino también cultivar una fuerza laboral capacitada y comprometida que pueda aprovechar al máximo sus capacidades.
No sólo es necesario desarrollar nuevas herramientas y algoritmos, sino también cultivar una fuerza laboral capacitada.
Ramón García, director general de Centro Español de Logística (CEL).
Si logramos esto podemos estar más cerca de hacer evolucionar la cadena de una manera positiva, haciendo un buen uso de una tecnología con tanto potencial como es la IA y reduciendo ese 20% de riesgo a un 0.
Es en ese escenario futurista, en el que la IA alcanza su máxima aplicabilidad, donde la formación cobra un rol protagonista, pues las personas serán las encargadas de realizar todo aquello que se escape de sus algoritmos.
Es por ello que desde el CEL apostamos por la formación como eje clave para continuar logrando un desarrollo del sector a la par que de sus trabajadores.
Resulta inevitable aceptar que la IA será la encargada, en un futuro no muy lejano, de realizar las tareas repetitivas, sean fáciles o difíciles, y las ocasionales, dejando aquellas labores más desafiantes en las manos de los humanos, para lo que necesitamos contar con personal con criterio, capacitado y formado.