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Sergio Laffite, de crear una start-up con 80 euros y un anillo empeñado, a venderla por 450.000
Sergio Laffite, nuevo director de operaciones y proyectos de Glopglop.
ENTREVISTA

Sergio Laffite, de crear una start-up con 80 euros y un anillo empeñado, a venderla por 450.000

Por C de Comunicación
El CEO y fundador de Rodando Ecomensajería, ha sido nombrado como director de operaciones de Glopglop tras la venta su empresa en diciembre.

“Mi mayor hito es haber fundado Rodando con 80 euros y un anillo empeñado”. Así de contundente se mostraba Sergio Laffite, el CEO y fundador de Rodando Ecomensajería, al ser preguntado por el mayor hito de su trayectoria. “Empecé yo solo, con una bicicleta de 19 kilos y después de 10 años, terminamos en 6 ciudades, estando a cargo de 30 personas y he vendido la empresa por 450.000 euros”, continuaba explicando. “Diría que ese es mi mayor hito; creo que se ha hecho un buen trabajo, dentro de lo que cabe”, añadía humildemente.

Laffite, de origen argentino, lleva viviendo en España más de 25 años y es gran conocedor de las áreas de Jávea y Denia. Después de fundar Rodando Ecomensajería en 2013, ha ocupado puestos de repartidor en ASM Transporte Urgente y también ha sido director de operaciones en GLS, cubriendo la zona de la Marina Alta. Tras la venta de su compañía de distribución sostenible, ha anunciado recientemente su incorporación a Glopglop como director de operaciones y proyectos.

C de Comunicación ha entrevistado a Sergio Laffite en el marco de los últimos acontecimientos de su carrera profesional.

¿Cómo pasaste de repartidor a director de operaciones en GLS?

“Yo me encargaba de la comarca de la Marina Alta. Cuando GLS compró ASM, el director me ofreció el puesto de director de operaciones en la zona. Habían visto que, además de repartir, me gustaba organizar y hacer más cosas”.

¿Cómo nace Rodando Ecomensajería?

“Me gusta mucho el deporte y la bicicleta, eso fue algo que me impulsó a llevar a cabo este proyecto. También tenía ganas de hacer algo diferente, más cercano, más local. Después me empezó a atrapar todo el mundo de la logística y lo llevé a otros niveles. Buscaba la facilidad y la cercanía para el comercio local, que puediera ser más rápido y directo, porque en esta zona los operadores logísticos ofrecían un tipo de servicio de entrega al día siguiente, mientras que nosotros lo hacíamos en el mismo día.”

¿Cómo fue el proceso de crecimiento de Rodando?

“La expansión de la empresa fue al principio muy difícil. Empecé en Jávea y todo el mundo me decía que estaba loco y esa idea de negocio no iba a funcionar. Así que me fui al pueblo de al lado, Denia, y ahí sí tuve más oportunidades. Empecé a trabajar con el mercado municipal, lo que me abrió muchas puertas. El Ayuntamiento también apostó por promocionar el servicio local y después volví a Jávea. Más tarde extendimos el negocio a Gandía y Benidorm, y de ahí comencé con las franquicias y saltamos a Alicante, Valencia y Barcelona”.

Uno de los ciclos de carga empleados por Rodando Ecomensajería

¿Cómo fue la experiencia al salir de la Comunidad Valenciana?

En Barcelona iba a ser una franquicia, pero al final lo quise llevar yo y la diferencia fue abismal, en el sentido de que claro, acostumbrado a ciudades más pequeñas, en Barcelona un solo código postal es un pueblo de los que estábamos acostumbrados a hacer nosotros. La verdad es que la experiencia fue muy interesante. Cuando llegó la pandemia, tuvimos un crecimiento exponencial muy grande porque éramos los únicos que estábamos en la calle y el servicio que ofrecíamos a los comercios era muy demandado y empezaron a trabajar más proveedores con nosotros como SEUR, DHL, GLS o TIPSA, al final teníamos a todas las grandes marcas trabajando con nosotros y eso nos daba la oportunidad de abrir franquicias en otras ciudades”. Y añade: “Al final, conocer todo su sistema de trabajo, aplicaciones móviles y funcionamiento, nos ha ayudado mucho. En todas las ciudades lo hacíamos igual, abríamos un microhub en la zona centro y desde ahí repartíamos con ciclos de carga. Cuando el negocio se fue ampliando, con motocicletas eléctricas y en Barcelona teníamos una furgoneta cero emisiones también.”

 ¿Cómo ha evolucionado el negocio de la distribución sostenible apoyado en ciclos de carga?

“Antes éramos 10 compañeros en toda España. En Madrid había gente que llevaba muchos años en el negocio y actualmente hay alrededor de 50 empresas en el país. Ha crecido bastante.”

La ciclologística tiene un amplio potencial en España, 50 empresas no parece una cifra muy alta en este sentido…

“Realmente son pocas empresas, pero yo, que ahora lo veo desde fuera, creo que también falta un poco de unión en el sector. Gracias a Dios, si siempre he ido creciendo ha sido por hacer sinergias con todo el mundo que he podido. Yo te doy esto y tú me das lo otro. Pero falta unión: todos creen que les vas a quitar sus clientes, tienen miedo. Entre los grandes, aunque dicen que apuestan por la sostenibilidad, de toda su flota, tan solo el 5% lo es. Si externalizan esto, ya no te lo ponen tan fácil. El sistema tecnológico es una gran traba, pues si con una sola aplicación se pudieran leer todos los códigos, se facilitaría mucho el trabajo”.

Diferentes medios de transporte cero emisiones usados por Rodando Ecomensajería

Sergio Laffite añade que las empresas del sector sufren también de importantes trabas administrativas “sin precedentes en otros países, como Alemania”. En algunos de estos países europeos los ciclos de carga eléctricos pueden ir acompañados de un remolque donde alojar un metro cúbico de mercancía o un palé, algo que en España no está permitido.

Los minihubs y el uso de estacionamientos como almacenes han sido otras problemáticas a nivel administrativo con las que Rodando Ecomensajería tuvo que lidiar. “Estas cosas te echan un poco para atrás y es una pena porque se podrían hacer muchos proyectos”, sentencia.

¿Cómo afrontas tu nuevo puesto como director de operaciones y proyectos en Glopglop?

“Después de vender Rodando en diciembre, por contrato no puedo montar ni entrar en nada de logística, ni pertenecer a nada de logística si no me lo autorizan ellos” -comenta mientras nos confía que le han propuesto diferentes puestos dentro del sector-.  “Glopglop es un proyecto que apuesta por usar dispensadores que filtran el agua para obtener un agua limpia y eliminar las botellas de plástico. Es un proyecto basado en la sostenibilidad, que es un tema que me sigue interesando y gustando y donde tengo contactos. Por eso acepté”.

¿Cuál es tu prospectiva de futuro en el ámbito profesional?

“Glopglop funciona en la Marina Alta y la Safor y yo vengo a profesionalizarla y ayudarles a que crezcan en la zona. Ya hemos empezado a trabajar y estamos implantando estrategias para ayudar a desarrollar el negocio y que cumplan sus principales objetivos. Y luego crecer, pero eso sólo el tiempo lo dirá”.

¿Qué funciones desempeñas como director de operaciones en Glopglop?

“Ahora mismo, he empezado a desarrollar las estrategias de venta, estoy planteando alianzas estratégicas con gente de la zona e incluso eventos para darnos a conocer. También me encargo del tema del marketing para fortalecer la marca en los ámbitos online y offline y estoy involucrado en la ampliación de la cartera de servicios que la empresa quiera implantar para seguir la línea de su apuesta, que es el agua sostenible”.

Laffite comenta que ha estado “arriba y abajo” durante su andadura profesional. “Esto de la logística es una montaña rusa; lo de emprender, también”, añade. Al preguntarle por sus aprendizajes durante estos últimos diez años, lo tiene claro: “Hay que ir a todo o nada; rendirse, jamás”.

Pero esa no es la única lección que le ha dejado la creación y desarrollo de su start-up. Sergio Laffite cree también que “ser compañero de aquellas empresas que siempre están” es importante, tanto como “hacerse respetar”. En 2018, la empresa del argentino distribuía 3.0000 paquetes al día en Denia, cobrando el servicio a un euro. A pesar del volumen, los beneficios eran mínimos.

En un sector como el de última milla, donde el coste de los portes es cada vez menor, el fundador de Rodando nos relata la necesidad de defender el valor del servicio. “No hay que creerse menos que estos proveedores grandes; hay que hacerse valer”.

“Cuando aprendí eso y dejé de rebajar mis tarifas, fue cuando las cosas cambiaron a mejor”, sentencia.

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