Es el momento para un Ministerio de Logística. Sobran argumentos y hay una oportunidad que no se había dado hasta ahora.
La propuesta puede parecer extraña, pero en realidad no lo es. Un moderno D. Hilarión diría que hoy las cosas evolucionan que es una barbaridad. Incluso en la monolítica y lenta Administración.
Hace no muchos años nos hubiera chocado la creación de un Ministerio de Transición Ecológica o Reto Demográfico. Lo mismo que de Movilidad y Agenda Urbana. No menos de Inclusión y Migraciones. También habría sorprendido una cartera de Igualdad (aunque sea seguramente la más necesaria) y mucho más un departamento ministerial de Agenda 2030 o de Transformación Digital. Sin embargo todos están hoy en la composición del Gobierno.
Otro tanto sucede con la logística. Hace tres décadas la logística no era más que un término militar que en España se repetía dolorosamente y con trágica frecuencia al hablar del terrorismo etarra. Muy poco más era su uso salvo en círculos muy especializados, aquellos que unos años antes empezaron a formarse en torno a las dos grandes asociaciones sectoriales horizontales: CEL e ICIL.
Hoy el panorama es otro. Con empujones afortunados (comercio electrónico) o asumidos como temporalmente inevitables (pandemia), la logística ha crecido, se ha expando y ha recibido el reconocimiento y el conocimiento de la población en general.
Además, en todos estos años se ha estructurado, viendo nacer otros colectivos sub-sectoriales y patronales para defender y representar los múltiples escenarios en los que transita la logística y sus empresas. UNO y AECE son ejemplos de ello.
Ahora el Ministerio de Logística
El peso específico de la actividad se ha dejado notar, además, en su aportación al PIB (entre el 7 y el 10 por 100) y su cifra de negocio, por encima de los 100.000 millones de euros. A lo que se puede sumar el transporte de mercancías en todos sus modos como “socio” indispensable para la cadena de suministros.
Este es año multielectoral. En otoño tocan elecciones generales. La ocasión la pintan calva para proponer, aún reclamar, un Ministerio de la Logística, incluido el transporte. Y que nadie se me enfade por esto último: la gestión de la supply chain es lo que es y el transporte, como la manutención o el software, son las herramientas necesarias para ello.
No debemos conformarnos con menos, ahora que el peso de la logística es notable e indudable. Y si hace falta ser pioneros (europeos o mundiales) habrá que serlo. Conquistadores no nos han faltado.
Si acaso, como objetivo de mínimos, una Secretaría General ministerial. Mejor más. Pero no menos.
¿Nos ponemos a ello?