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Paridad e inteligencia por decreto

Desde hoy mismo, merced a la futura Ley de Representación Paritaria que aprobó ayer el Consejo de Ministros, organismos públicos y empresas de envergadura (IBEX y otras), tendrán que cumplir con una cuota paritaria –o al menos 60/40- en sus consejos de Administración y órganos de Gobierno. También listas electorales, Colegios Profesionales, Consejos Generales y más. 

Es decir, el talento, la capacidad, la inteligencia, la integridad, la excelencia y otros muchos valores profesionales y personales, necesarios y deseables para estar en ese nivel de toma de decisiones, quedan regulados por una “cremallera” y una cifra matemática.

El talento, especialmente, ese bien preciado, escaso y de difícil retención, pierde así su valor a favor de la aritmética.

Ni el cómo, ni el cuándo, ni el dónde 

Las diferencias profesionales, de oportunidades y sueldos, entre hombres y mujeres, sigue siendo enorme. Pero nadie ha hecho nada (casi nada) desde las Administraciones por remediarla estructuralmente, durante décadas. Desde que se hizo pública y palpable.

El problema solo se resuelve aguas arriba. Con un entorno igualitario ya desde todos los colegios y escuelas. Sin discriminación ni separación. También con cultura accesible. Y con un compromiso permanente, gobierne quien gobierne. Así, caerá por su peso.

Decretando desde cualquier instancia y color político se equivoca el cómo, el cuándo y el dónde.

Debo ser un privilegiado. Nunca he visto a mi alrededor, en más de 40 años de trayectoria profesional, esas diferencias. He tenido múltiples compañeras y colegas tan o tan poco valoradas como yo ocasionalmente. Pero muchas más con mando en plaza y justamente reconocidas por su capacidad y desempeño. 

Propietarias de negocios donde he trabajado, directoras generales, de desarrollo, de Recursos Humanos. Periodistas, directoras comerciales. He conocido y conozco a CEOS, directoras de logística y cadena de suministros, de operaciones, de comunicación y marketing, etc.

Un grupo de ellas, 75, que relacionamos hoy en nuestra web, es solo una muestra, sin ánimo exhaustivo, de ese universo logístico femenino, nacional, cada vez más numeroso.

Calidad, no cantidad

Hoy trabajo, con gran fortuna, en un equipo en el que soy absoluta minoría. Y esa proporción insustancial, sólo la percibo si me paro a reflexionar sobre esta ley cremallera. No es más que la manifestación de la incapacidad para hacer lo difícil y hacerlo a largo plazo.

Me preocupa la tendencia. Y la inflexibilidad. En el ámbito empresarial sabemos de gobernanza. Mucho más en logística, acostumbrada a la resiliencia. Y si algo es mejorable o ilegal: vigilancia y sanción. No tirar la puerta a patadas para poner los pies sobre la mesa. 

Calidad, no cantidad. Talento. Capacidades sin importar número ni género. 

Y hay que decirlo. 

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