Los robots han pasado de ser un enemigo, un “ladrón de puesto de trabajo” a ser un eufemista “colaborador” (co-bot). La traza es tan antigua como repetida en cualquier ambiente laboral alienante, aquellos que no producen valor y cuyas tareas son iguales y repetitivas hasta el infinito y más allá. Una y otra y otra vez.
Las sociedades, en general y sobre todo en Occidente, crecen y medran en recursos y oportunidades. Llega la clase media, que es el auténtico motor del progreso. Más recursos traen más bienestar y comodidad. Y muchos ya no quieren –ni necesitan- subsistir con esos trabajos. Van a parar a los más desfavorecidos y o a emigrantes, recién llegados o no.
Ahora hay otro estadio. El sindicalista compañero “del” metal se ha convertido en compañero “de” metal. El escenario es el mismo pero hiper-tecnificado: robots para realizar sin descanso tareas repetitivas con total eficacia, nula conflictividad y absentismo inexistente.
La diferencia es que algunos de estos ingenios ocupan sus puestos de trabajo por idénticos argumentos que los de clase social que progresa. Y por uno más. Y esto último puede resultar paradójico.
Ese progreso trae consigo una condición: mayor salario. Y una derivada: muchos no están dispuestos a trabajar en determinadas ocupaciones ni por dinero. Incluso en puestos semi-cualificados el empresario se plantea esta disyuntiva: formar para esos desempeños tiene coste y riesgo. Ahí el robot ya es también alternativa.
Ron Farr, un directivo de una multinacional de equipos de manutención, reflexiona sobre esto mismo en nuestro medio on-line. Y dice, también, que la robótica va a permitir a los seres humanos dedicarse a lo que hacen mejor.
Estoy completamente de acuerdo. Ha sucedido antes. Y sucederá después. El progreso no se puede detener. Pero auguro entretanto algún conflicto y escenarios chirriantes, una lucha de poderes antes de que ambos mundos se entiendan definitivamente.
Como también creo que en un horizonte cercano, nuestro entorno se parecerá mucho a lo que hemos visto en decenas de películas de ciencia ficción: la cohabitación natural entre hombres y mujeres y robots. El cine y la literatura nos lo están anunciando desde su génesis.
Ya lo verán. O mejor, para que me entiendan todos: 01111001 01100001 00100000 01101100 01101111 00100000 01110110 01100101 01110010 11000011 10100001 01101110.