La bicicleta o el velocípedo, nombre con el que se conoció en su origen, a principios del siglo XIX, ha pasado de ser un invento moderno a transporte popular –en muchos países lo sigue siendo-, precursor de las entregas de última milla (carteros) y deporte de élite (personal o profesional).
Ahora, en apenas un lustro, ha re-entrado con fuerza en la logística de proximidad; en la postal y su aledaños; y en la de cercanía multiproducto (Uber, Glovo, Deliveroo,…). E incluso ha creado una categoría profesional que aún busca su reconocimiento y estatus formal (y legal): los riders.
- Su irrupción efervescente en los últimos eslabones de la cadena logística responde a una suma de factores que han confluido en tiempo y (casi) espacio:
- 1. Incremento exponencial de los servicios logísticos de entrega domiciliaria de última milla, tanto programados (en manos de operadores) como espontáneos, estos últimos nacidos de las compañías multicategoría.
- 2. Crecimiento de la masa crítica del tamaño, volumen y peso adecuados (en torno a los 10 kg como máximo, aunque no hay regulación), que permite su entrega sobre dos ruedas.
- 3. Cultura verde, sostenible y saludable que, socialmente, ha impulsado el uso de la bicicleta (la pandemia también ha sido una aliada). Esa imagen se ha trasladado a los operadores logísticos, que cada vez más la incorporan a sus flotas urbanas.
- 4. Flexibilidad de uso en cascos urbanos, especialmente en ciudades centenarias donde los espacios son angostos y las posibilidades de estacionamiento están restringidas.
- 5. Emisiones cero.
- 6. Cultura del trabajo flexible, que ha impactado en las generaciones más jóvenes, quienes a su vez cubren –por condición física- la mayor parte de los puestos de trabajo entre los riders.
Pero la efervescencia ha traído también el desorden y la controversia –como la de los falsos autónomos-, mientras este subsector de la cadena de suministros busca su espacio y encaje legislativo/laboral. Lo encontrará.
Quizás para entonces los trabajadores que accedan a su primer empleo ya no solo pidan flexibilidad laboral, sueldo, vacaciones y condiciones dignas. Quizás pidan, también: Jefe ¡cómpreme una bici!
Este entorno ciclologístico será foco de la Jornada Ciclologística que tendrá lugar en Alcobendas el próximo 21 de febrero. Aquí puede obtener más información e inscribirse para asistir.