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Las alpargatas de la primera dama

La semana pasada se ha celebrado en Madrid la Cumbre de la OTAN. La capital patas arriba. Mejor trabajar en casa. El centro de la capital cortado o restringido al tráfico. Igual que IFEMA (recinto ferial) y sus inmediaciones: centro neurálgico y sede oficial de la reunión.

El presidente de los EE. UU., Joe Biden, ha ejercido de máximo mandatario oficioso –a juzgar por las imágenes- entre otros 40 jefes de Estado y primeros ministros. Y su mujer, Jill Biden, de primera dama. Se paseó por Madrid con su nieta para comprar alpargatas… de diseño, naturalmente. Y rodeada de un impresionante despliegue de seguridad. También, naturalmente. Esas y otras estrictas medidas y el programa “social” convirtieron, por ejemplo, la Plaza Mayor de Madrid –otrora escenario de Actos de Fe y corridas de toros en época de Felipe IV– en parking cerrado para las comitivas oficiales.

Todo ha sido superlativo y excepcional. Una operación logística que ha resultado perfecta, a decir del secretario general del organismo plurinacional de defensa, Jens Stoltenberg,. Y no era fácil. La OTAN tomó Madrid durante dos días y medio, en los que se dieron cita para celebrar su meeting unas 5.000 personas, incluidos 2.000 periodistas y sus equipos de filmación y retransmisión. Alrededor de 40 delegaciones oficiales. Y 6.500 agentes de la Policía Nacional, 2.400 guardias civiles y otros 2.000 policías municipales que patrullaron la ciudad, sus cielos y alcantarillas.

Y aun más. Se ocuparon 150.000 m2 en IFEMA, unas 1.200 personas trabajaron exclusivamente para la Cumbre, se realizaron casi 600 desplazamiento por la ciudad, se movieron 350 trailers (sobre todo desde y hasta IFEMA) y sólo la delegación de los EE. UU. ocupó 1.200 habitaciones de hotel.

La irreductible “aldea gala” de los Premios C

Y en medio de ese maremágnum y esas enormes limitaciones, se debía celebrar la entrega de los I Premios C de Logística y Manutención ¡apenas a 350 metros en línea recta! de los Pabellones 12 y 14 de IFEMA, sede de la Cumbre de la OTAN… Y se celebró.

Como la irreductible aldea gala de Asterix y Obelix frente a los romanos, la logística se impuso a las adversidades, a las restricciones y cortes de tráfico que hacían casi inexpugnable el recinto del Club de Golf del Olivar de la Hinojosa, que hace meses habíamos designado para esta celebración.

Vista aérea parcial de las instalaciones del Club de Golf Olivar de la Hinojosa. En el centro, tras el edificio de ladrillo (Casa Club), la carpa y los jardines donde se llevó a cabo la gala de entrega de los I Premios C de Logística y Manutención. A la derecha, uno de los pabellones de IFEMA (12) donde se desarrolló la Cumbre de la OTAN simultáneamente.

Y con el espíritu de voluntad y resiliencia que caracteriza a la logística y con la mejor de las disposiciones, fueron llegando los invitados. Se cumplieron los horarios casi escrupulosamente. Los galardones se entregaron. Los ganadores fueron aplaudidos. El sector se divirtió. Y se pudo celebrar una magnífica velada logística el 29 de junio, de la que aún recibimos felicitaciones.

Y sin siquiera el apoyo de seguridad de quienes acompañaron a Mrs. Biden a comprar alpargatas.

En realidad, somos nosotros los que nos sentimos unos privilegiados por compartir nuestro devenir profesional en este sector. Y por ese compromiso que, en este caso, hizo que pudieran más las ganas de estar y compartir con el sector logístico, que las complicaciones logísticas de acceso que, ya siempre, recordaremos más como una anécdota. En eso quedó.

¡Enhorabuena a los ganadores de nuevo! Y sobre todo ¡gracias y enhorabuena a este sector por ser como es!         

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