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Lo que viene después de la crisis en el mar Rojo.

Lo que viene después de la crisis en el mar Rojo

Por Myriam BazoResponsable de contenidos del área de Logística

La crisis en el transporte mundial de mercancías por los ataques en el mar Rojo derivados del conflicto entre Israel y Palestina no es el único dolor de cabeza del sector. Estamos viviendo un cambio de paradigma a nivel internacional, un momento de fragmentación geopolítica donde EE.UU. ha perdido gran parte de su poder -pero también de su influencia-.

El contrapeso económico de China y los BRICS -las economías emergentes- están rediseñando una nueva realidad, caracterizada por una geofragmentación de las cadenas de valor globales, una ruptura financiera y un fin de las organizaciones multilaterales, es decir, de las reglas del juego a nivel internacional.

La confrontación entre las potencias explica la precipitación de acontecimientos violentos, como pueda ser la guerra de Ucrania o el conflicto entre Israel y Palestina, pero, ¿qué viene después y cómo afecta al sector logístico? Hace unos días, acudí a una charla en la Cámara de Comercio donde Ricardo Santamaría, director de Riesgo País y Gestión de Deuda de Cesce, apuntó a una escalada en el conflicto en Oriente Medio que extendiera la guerra a Irán.

Un nuevo frente en el conflicto en Oriente Medio

La entrada del país del golfo Pérsico en el conflicto afectaría al tráfico marítimo en el estrecho de Ormuz, por donde se transporta más del 35% del crudo mundial, lo que inevitablemente afectaría a las compañías de transporte y a las economías occidentales.

En un año marcado por las urnas (habrá elecciones en 73 países, entre ellos EE.UU.) y las armas, y ante los acontecimientos que llevamos viviendo desde 2020, cabe también mirar hacia otros pulmones del comercio internacional que no están exentos de tensiones.

El estrecho de Malaca: clave para el comercio mundial

El primero es el estrecho de Malaca, la puerta de acceso a Taiwán y Hong-Kong y la principal vía marítima que conecta China con India. Este enclave también supone la entrada al mar de China meridional, un lugar hostil debido a las reivindicaciones soberanas de distintos países asiáticos sobre las islas sembradas en sus aguas.

En ese mar y por ese estrecho pasan el 50% de las mercancías del comercio internacional, por lo que una escalada de tensiones en la zona entre países asiáticos o entre China y EE.UU. podría suponer grandes pérdidas para ambos bandos.

Por otro lado, la tendencia a la autonomía estratégica y al acortamiento de las cadenas de valor, ha llevado a México a ser el principal proveedor de EE.UU., en detrimento de China. A pesar de que las relaciones comerciales entre las principales potencias se han enfriado, el país asiático ha empezado a importar más de países africanos y sudamericanos, como Brasil, por lo que el canal de Panamá sigue siendo otro cuello de botella a tener en cuenta, especialmente debido a la sequía que sufre desde 2023.

Aunque las previsiones a nivel geopolítico no son especialmente positivas, China y EE.UU. siguen teniendo unos lazos comerciales y ciertos intereses políticos que parecen asegurar el statu quo a corto y medio plazo en las principales venas comerciales a nivel mundial por el bien de sus economías, que ya no crecen al ritmo al que estaban acostumbradas.

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