Gritos. Mala educación. Pésimas formas. Y como colofón, la frase que encabeza este post, repetida múltiples veces, en tono imperativo y chillando: “¡A la voz de ya!” En los últimos tiempos estamos asistiendo a hechos insólitos, que no deberían producirse en una sociedad democrática que se supone que quiere disfrutar de libertad de opinión (aunque empiezo a dudar de ello). El último ejemplo lo viví de primera mano ayer mismo y tuve que aguantar gritos y muy malos modos para que retirara una noticia perfectamente contrastada. Me preocupa que cada vez se producen más ataques contra la libertad de prensa, incluso, en medios profesionales alejados de la política.
La labor periodística es incómoda por definición. Para eso estamos. Incomodamos con las noticias que publicamos, cuando existen intereses contrarios a que determinadas informaciones salgan a la luz. Incomodamos cuando analizamos hechos desfavorables para sus protagonistas. Incomodamos cuando opinamos. Incomodamos… siempre. Y por ello recibimos presiones. Históricamente lo hemos asumido sin problemas. Pero también nos amenazan. Parece increíble que en un sector profesional como el de ferretería y bricolaje se produzcan estos hechos, pero así es. Y lo peor: cada vez con mayor frecuencia quieren controlarnos y manipularnos. Controlar lo que publicamos, cuándo y cómo.
El sector se ha contagiado de lo que vemos constantemente a nuestro alrededor: periodistas amenazados por políticos, ruedas de prensa sin preguntas, insultos por todos lados… Parte de la culpa también la tenemos los periodistas, por supuesto. Por acudir a actos donde no se nos deja preguntar y donde se entorpece nuestra labor (no dejándonos grabar o tomar fotos y conformarnos con las imágenes que nos proporcionan los interesados, por ejemplo). Por instigar y comportarnos como hooligans de un equipo de fútbol mientras apoyamos a un determinado bando. Por no contrastar suficientemente. Por no plantear las preguntas correctas.
Sin periodismo no existe progreso
Cuando nos embarcamos en el proyecto de C de Comunicación hace más de 13 años (a finales de 2010), teníamos clarísima nuestra misión: proporcionar la información más útil a los profesionales del sector para que tomaran las mejores decisiones en sus negocios. Porque este propósito garantiza el avance y la sostenibilidad del sector, de las empresas que lo componen y, por supuesto, de nuestra propia compañía.
En todos estos años, hemos aportado datos, transparencia e información clave para el desarrollo del canal de ferretería y bricolaje. Y, evidentemente, también nos hemos equivocado y, por tanto, rectificado. Porque nos preocupamos de verdad por impulsar su crecimiento. Sin nuestro trabajo, y lo afirmo con total rotundidad y sin modestia, el sector sería menos profesional y su progreso, mucho más lento.
Y ahora nos encontramos en un momento donde la opacidad quiere imponer su reinado y para ello se rodea de insultos y amenazas. Malos tiempos para el mal periodismo. Buenos tiempos para el buen periodismo. En C de Comunicación tenemos clara nuestra posición y seguiremos informando, analizando y opinando en total libertad y en favor del sector.