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La supply chain de mi barrio en tiempos del COVID-19

Mucho se ha hablado en estos días del comportamiento de las cadenas de suministro globales, de cómo han respondido los grandes sectores de la economía nacional, la gran distribución, de cómo están sufriendo algunos sectores específicos como el automóvil, el canal HORECA, el turismo y las actividades de ocio, o la oportunidad que está teniendo la alimentación on-line para aprovisionar los hogares de muchas personas con problemas de movilidad o que, directamente, no deseaban exponerse a la amenaza exterior.

Otro tema habitual de discusión ha sido y será, durante mucho tiempo, el análisis de los escenarios post-COVID19 y los cambios de hábitos que la huella de esta experiencia vital dejará en muchos de nosotros.

Por primera vez desde las grandes guerras mundiales, la opulenta sociedad del llamado primer mundo, endiosada y pagada de sí misma, se está enfrentando a una tragedia a escala global causada por un enemigo invisible e inaprensible que está diezmando muchas familias y socavando los cimientos de nuestra sociedad.

Queda para virólogos, epidemiólogos, médicos, sociólogos, economistas, politólogos e historiadores, entre otros,  el análisis de esta pandemia, cómo afectó a las personas, la sociedad, la economía, cómo cambió nuestros hábitos y nuestras costumbres.

Sin embargo, hoy quiero poner los pies en el suelo y compartir con ustedes, lectores, algo más próximo que ha sido para mí, como persona y como profesional de la logística,  una experiencia muy muy enriquecedora.

Dejemos los análisis sesudos, las cadenas de suministro globales y vayamos a algo mucho más nuestro, mucho más próximo. Vayamos, como anuncian los titulares, a analizar la cadena de suministro de nuestro barrio

El autor haciendo cola para acceder a un supermercado el pasado 11 de abril

Mientras que muchos negocios de bienes y servicios (llamados) no esenciales se veían obligados a echar la persiana, los pequeños y medianos establecimientos ligados a la alimentación y protagonistas absolutos en muchos de nuestro barrios, se enfrentaban a una situación nunca vista antes.

Por un lado, sobre todo en los primeros días, una clientela despavorida haciendo acopio, desmedido en algunos casos, de bienes de primera necesidad como alimentación, higiene o limpieza.

Por otro, unos mayoristas haciendo esfuerzos ímprobos por suministrar a esa pléyade de pequeños establecimientos de alimentación y supermercados, sus clientes tradicionales, alargando las rutas de reparto con sus pequeños camiones y furgonetas atiborrados de género e intentando suministrar de todo a todos para que ninguno se quedara desabastecido, sonriendo y pidiendo perdón cuando no podían servir todo el pedido.

Estirando todos sus jornadas laborales, trabajando a destajo para que, a primera hora de la mañana sus establecimientos tuvieran los lineales llenos, que no faltara el pescado fresco, la carne, las verduras, la fruta y, por supuesto, ¡el papel higiénico! 

Estos esforzados profesionales que han velado por nosotros, porque a nuestros hijos y a nuestros padres ya ancianos no les faltara lo fundamental en el “frigo” de casa, se merecen nuestro reconocimiento y agradecimiento. Vaya para ellos desde aquí, un emocionado ¡gracias!

Gracias a Marisa porque en casa no ha faltado nunca el pan recién hecho (en realidad compra para varios días y al “frigo”)  ni su alegría. Gracias a Pedro, mi charcutero, y a su señora  por su paciencia para atendernos a todos los que formamos disciplinada cola. Gracias a Mario, el carnicero, un chico educadísimo, siempre con la sonrisa a flor de piel.  Gracias a Andrés y señora, que nos proveen de pollo, huevos y croquetas.

Gracias al personal del super del barrio cuyo responsable, José Manuel, me confesaba un día que estaba al borde de la extenuación con jornadas de 12 y 14 horas y cuyo personal siempre ha tenido los lineales bien abastecidos.

Y gracias a Antonio, en Huelva,  que, desde su tienda y a cualquier hora del día, surte a domicilio a mis padres, ya mayores, de artículos de alimentación y primera necesidad.

A buen seguro, muchos de ustedes, lectores, se habrán sentido identificados en estas líneas.

Pues eso, gracias a todos los profesionales, personificados en estas personas concretas, que nos están ayudando a capear el temporal y a esperar que esta maldita plaga pase de largo y se desvanezca.

No quisiera terminar sin enviar mi sentido pésame a todos aquellos que, en estos días aciagos,  han perdido un familiar.

A todos, ¡gracias!

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Pedro
Pedro
07/05/2020 20:38

Muchas gracias por acordarte de nosotros Juan José.
En ningún momento dudamos en ayudar lo posible ante esta grave situación. Hemos estado sirviendo a domicilio desinteresadamente a personas mayores, de alto riesgo o en cuarentena.
Solo esperamos que cuando todo esto pase, ” que sea pronto”, no os olvidéis de de nosotros y os podamos seguir dando nuestro servicio.
Gracias.

Juanjo Montiel
Juanjo Montiel
29/04/2020 20:20

Gracias a tí Victoria.

Reconocimiento y, como comentaba a otra lectora, agradecimiento. Porque estas personas, tan expuestas, también tienen hijos y padres. Imagino, como me comentaba hace unos minutos un amigo a raíz del artículo, que estos trabajadores, al llegar a casa, pensarían en no exponer a sus hijos y familiares próximos. Eso les hace doblemente conscientes del riesgo y, por eso, es tan de agradecer.
Saludos.

Juanjo Montiel
Juanjo Montiel
29/04/2020 20:15

Hola María.
Gracias por tu comentario, porque se trata de eso: detrás de las cifras hay nombres y apellidos, familias, historias que nunca se contarán pero que serán el orgullo de aquellos que lo han vivido.

Es hora de agradecerlo y dar las gracias a todos ellos.

Victoria De la Corte
Victoria De la Corte
29/04/2020 14:02

Muy humano este artículo sobre las tiendas de cercanía que tanto están trabajando en estos tiempos duros y se merecen un reconocimiento. También es importante hablar de esas “pequeñas cosas” que ahora estamos valorando más. Muchas gracias.

María
María
29/04/2020 14:00

Me uno a su agradecimiento, cambiando los nombres propios.
Y muy necesario textos publicados como el suyo para no olvidar a nadie.
Gracias.

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