España y Portugal apuestan por la colaboración para ser referentes en movilidad sostenible. El presidente de Repsol, Antonio Brufau, ha participado en un encuentro en Lisboa sobre movilidad sostenible.
El presidente de Repsol, Antonio Brufau, ha realizado una profunda reflexión sobre los aspectos críticos de la transición energética y su impacto en la economía y el empleo de la península ibérica, y ha señalado que “descarbonizar no solo significa electrificar”.
Antonio Brufau; el secretario de Estado de Movilidad Urbana de Portugal, Jorge Delgado, y el alcalde de Lisboa, Carlos Moedas, han sido los encargados de inaugurar la “Jornada Ibérica sobre movilidad sostenible: retos y oportunidades de la descarbonización de la movilidad” que ha tenido lugar en Lisboa.
En la jornada, el presidente de Repsol ha destacado la oportunidad de impulsar la transformación de la movilidad y hacerla más eficiente y más inteligente, esto es, que utiliza tecnologías probadas, conocidas y eficientes y al mismo tiempo apueste por los desarrollos tecnológicos de última generación, con el objetivo de mejorar los servicios y la calidad de vida de los ciudadanos, ayudando a reducir emisiones y optimizar sus recursos.
En su intervención, el secretario de Estado de Movilidad Urbana de Portugal, Jorge Delgado, ha señalado que “el derecho a la movilidad es hoy, más que nunca, un derecho fundamental. Solo así tendremos una mayor cohesión territorial, más inclusión social y una mayor igualdad de oportunidades para todos”.
Por su parte, el secretario de Estado ha señalado que “la movilidad se encuentra en un segundo punto de inflexión tecnológica, y es evidente la necesidad de un salto disruptivo en la forma en que nos movemos y transportamos, tanto personas como mercancías. La movilidad del futuro será respetuosa con el medio ambiente, compartida, conectada y autónoma”.
En palabras del alcalde de Lisboa, “hay tres retos esenciales: el económico, que debe asegurar que el crecimiento sea compatible con la reducción de emisiones. Crecer tiene que ser compatible con la lucha contra el cambio climático, y Europa ya ha demostrado que es posible, pues creció al mismo tiempo que se esforzaba por reducir las emisiones. El tecnológico, que a través de la ciencia tendrá que resolver el tema de los costes de producción, y el social, porque hay que concienciar a las personas de la necesidad de este cambio”.