El consumo de 4,6 millones de toneladas de hidrógeno reducirá 6 millones de toneladas de CO2 y aumentará la independencia energética de Europa.
En colaboración con los países exportadores, el puerto de Rotterdam y el clúster de empresas que operan allí estarán capacitados para suministrar al noroeste de Europa 4,6 millones de toneladas de hidrógeno anualmente en 2030.
Esta cantidad de hidrógeno es el total que la Autoridad portuaria de Rotterdam tiene prevista en función de proyectos específicos y planes realistas, en los que las empresas y los países exportadores están trabajando ahora.
Unas 70 empresas y países exportadores y la Autoridad del Puerto de Rotterdam han hecho esta oferta al comisario europeo Frans Timmermans. “El uso de hidrógeno sostenible contribuye sustancialmente a los objetivos europeos de reducir el cambio climático y aumentar la independencia energética de Europa. Con la producción e importación de hidrógeno renovable y bajo en carbono construimos un futuro sostenible”, dice Allard Castelein, CEO de la Autoridad del Puerto de Rotterdam.
Futuros flujos de hidrógeno
Para estas 70 compañías que respaldan la oferta, hay dos condiciones previas cruciales para poner en marcha la economía del hidrógeno. La primera es la certificación de hidrógeno: el hidrógeno verde importado de fuera de Europa tiene que ser certificado como verde en Rotterdam.
La segunda condición previa es cerrar la brecha financiera entre el uso de hidrógeno renovable y bajo en carbono y sus derivados en comparación con sus alternativas actuales de emisión de CO2. Esto se debe a que mientras la energía elaborada a partir de combustibles fósiles sea más barata que la energía producida de forma sostenible, esta última no obtendrá el impulso necesario para alcanzar los objetivos europeos.
El hidrógeno es una alternativa para el petróleo y el gas natural como energía y como materia prima. Muchas empresas están trabajando en proyectos para producir hidrógeno en el noroeste de Europa con energía verde o para hacerlo en lugares con más sol, viento y espacio. Países de todo el mundo se están preparando para estos nuevos flujos de energía. El hidrógeno fabricado en América Latina o Australia, por ejemplo, puede enviarse a Rotterdam de manera eficiente y a gran escala, procesarse aquí y luego transportarse al interior.