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UNO DE LOS PILARES FUNDAMENTALES PARA ASEGURAR LA CALIDAD ES LA TRAZABILIDAD

Una exigente cadena de suministro en la logística farmacéutica

Por Isabel RodrigoDirectora adjunta del área de Logística

La industria y el sector farmacéutico han salido reforzados durante estos dos años de pandemia. Son imprescindibles y han sabido reaccionar con rapidez y eficacia en estos momentos de crisis sanitaria. Sin una cadena logística bien organizada viviríamos una realidad bien distinta.

Una de las lecciones más importantes que ha aprendido el sector farmacéutico durante la pandemia es la de la colaboración entre todos los agentes, implicados: administraciones, laboratorios, hospitales, personal sanitario, operadores logísticos, transportistas… El objetivo ha sido, esencialmente, garantizar tanto la seguridad y la eficacia de las vacunas, el material de protección de sanitario y los medicamentos, como su distribución a profesionales y a toda la población.

La cadena de suministro en la industria farmacéutica cuenta con una estricta regulación en lo que se refiere al almacenamiento y el transporte de sus productos. Salvaguardar las propiedades de los medicamentos y asegurar que no se introducen productos falsificados, forman parte de la logística.

Los medicamentos se pueden presentar en cajas con pastillas pero también en forma de jarabes o vacunas que precisan de temperaturas especiales, lo que hace más complejo aún su transporte y almacenaje, que están regulados por Real Decreto 782/2013, de 11 de octubre, sobre distribución de medicamentos de uso humano. Estas directrices garantizan el control de la cadena de distribución de este tipo de productos manteniendo su calidad e integridad.

Actualmente, la distribución de productos farmacéuticos está regulada por un conjunto de estándares internacionales armonizados conocidos como Buenas Prácticas de Distribución (GPD). Estos estándares buscan un marco común para garantizar la calidad de los medicamentos a lo largo de la cadena de distribución, con el fin de lograr la máxima seguridad y eficacia para los pacientes.

Uno de los pilares fundamentales para asegurar esta calidad, y base principal de la normativa sobre Buenas Prácticas de Distribución, es la trazabilidad, que consiste en registrar cualquier movimiento relacionado con un producto, como la fecha de recepción del producto en las instalaciones del centro de distribución, el usuario que lo recibe y lo coloca en su ubicación, la persona que prepara el pedido en el que se entregará el artículo incluidos o las fechas de despacho a distribución y entrega del medicamento.

La creciente complejidad de la cadena de suministro, supone un mayor control en cada uno de sus eslabones y la inclusión de requisitos para nuevos agentes que intervienen en la distribución pero que no estaban sometidos anteriormente a ningún control, como es el caso de las entidades de intermediación de medicamentos o brókers, que o bien participan en la venta o la compra de medicamentos sin venderlos o comprarlos ellos mismos y sin ser propietarios de los medicamentos ni tener contacto físico con ellos, o bien requieren la extensión de los requisitos de autorización a los almacenes de distribución ubicados en zonas aduaneras, incluyendo las zonas y depósitos francos.

Puede leer el reportaje completo en el número 66 de la revista Cuadernos de Logística.

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