El gobierno de Boris Johnson se ha visto obligado a retrasar la imposición de controles a los productos de la Unión Europea que ingresan a Reino Unido hasta mediados de 2022, intentando evitar que el Brexit agrave aún más los problemas de la cadena de suministro.
La medida implica que las exportaciones británicas a la Unión Europea están sujetas a controles completos, mientras que las importaciones al Reino Unido por parte de los competidores europeos están, en su mayoría, libres de papeleo y controles fronterizos.
En esta línea, las inspecciones físicas a las importaciones de alimentos, que comenzarían en enero de 2022, ahora se llevarán a cabo en julio de ese mismo año, según el ministro del Brexit, David Frost.
Más tiempo para afrontar el desabastecimiento
Si bien la medida ha sido bien recibida por algunos operadores del sector de la logística y aduanas, que preveían que la infraestructura no estaría lista para el 1 de octubre, en el caso del gran consumo la noticia ha sido un jarro de agua fría.
“La reiterada falta de implementación de controles fronterizos completos del Reino Unido sobre las importaciones de la UE desde el 1 de enero de 2021 socava la confianza entre las empresas”, dijo Ian Wright, director de la Federación de Alimentos y Bebidas. “Peor aún, en realidad ayuda a los competidores del Reino Unido”.
Sin embargo, la idea ha sido defendida por el Ejecutivo, que plantea que el nuevo calendario es más pragmático y permite a las compañías contar con más tiempo para recuperarse de la pandemia.
Cabe recordar que, en la actualidad, las empresas y los clientes británicos siguen alerta por la escasez de trabajadores en logística, conducción y almacenes, que ha provocado grandes retrasos en las entregas y ha llevado a algunos supermercados y restaurantes a tener problemas de abastecimiento.
