Parte del transporte europeo se ha visto sumido en el caos tras las inundaciones repentinas que asolaron parte del continente la semana pasada. Sin embargo, las esperanzas de una resolución rápida siguen ganando peso con el paso de los días.
A medida que las consecuencias de las condiciones climáticas se extendieron a Bélgica, algunos transportistas ya advertían de la cancelación de sus entregas, tendencia que se asentó cuando algunos operadores de trenes suspendieron sus servicios en Europa. Es el caso, por ejemplo, de Maersk, que anunció el cierre durante tres semanas de su corredor ferroviario entre Amberes y Athus.
Fuentes del sector apuntan que recuperarse de esto “podría ser una pesadilla”, ya que empuja a los clientes a encontrar alternativas para poder trasladas sus productos y, de tener éxito, “es posible que no regresen”.
El corredor Norte-Sur, atrapado
Más de dos meses de lluvia cayeron entre el miércoles y el jueves pasado, desvastando ciudades en Alemania y Bélgica, además de afectar a Austria, Luxemburgo, los Países Bajos y Suiza, con el corredor ferroviario Norte-Sur atrapado.
Las reacciones, tanto institucionales como corporativas, han ido en todo caso dirigidas a la reactivación del movimiento de bienes, como es el caso del ministro de Finanzas de Alemania, Olaf Scholz, que prometió “miles de millones” para este fin.
Por su parte, Maersk alertó del “daño extremo” que sufrió la línea Antwerp-Athus, anunciando que las reparaciones durarán “al menos tres semanas”, pero advirtió a los clientes que estuvieran atentos a las actualizaciones.
Del mismo modo, Metrans se vio obligada a suspender sus servicios entre la República Checa y el norte de Europa tras un deslizamiento de tierra en el tramo de 23 km de la línea ferroviaria entre Děčín y Bad Schandau.
Más cerca de la normalidad
Dirk Pfister, director comercial de BLS Cargo, se pronunció también sobre la crisis vivida en el norte de Europa, asegurando que, si bien ha habido “algo de caos”, las líneas están reabriendo “más rápido de lo esperado”.
Con la conexión principal entre Alemania y Bélgica, la ruta Aquisgrán-Montzen, que volvió a funcionar el viernes, Pfister cree que este período “muy difícil” podría terminar en “bastante poco tiempo”.