Los fabricantes de automóviles están contemplando la posibilidad de acumular existencias de semiconductores para hacer frente a la paralizante escasez de chips que ya ha causado estragos en la industria, frenando la fabricación de cientos de coches en todo el mundo.
El nuevo planteamiento supondría la revisión inmediata de la cadena de suministro tradicional de estos materiales, basada en el modelo “just in time” o “justo a tiempo”. Este sistema ha sido el que, durante años, ha permitido a los fabricantes de automóviles jugar con los márgenes de beneficio, adaptando su oferta de manera inmediata para afianzar su posición en la competencia por las ventas.
Sin embargo, ante los cuellos de botella ya ocasionados, así como las previsiones de cara a los siguientes meses, fabricantes como Mercedes-Benz, Daimler y Porsche se han sumado al estudio para la reformulación de sus cadenas de suministro.
Todo apunta, por lo tanto, a que los fabricantes alemanes estarían preparando su operativa para albergar un stock de seguridad, es decir, el acopio de estos materiales de forma que se garantice la producción incluso cuando se produzcan cuellos de botella ante la falta de estas materias primas.
El caos de los chips
Durante el primer trimestre de 2021, la escasez de chips se saldará con una reducción de más de 670.000 vehículos fabricados.
Este desastre, pronosticado por IHS Markit, sigue la tendencia de los últimos meses, donde los fabricantes de chips, ya abrumados por el repunte repentino de las ventas de dispositivos como PCs o móviles, imprescindibles para el teletrabajo, vieron como la actividad de la industria automovilística volvía a florecer en un entorno donde estos bienes ya escaseaban.