A medida que aumentan las tensiones entre la Unión Europea y los fabricantes de vacunas, la sombra de los problemas en la cadena de suministro de los viales comienza a extenderse tras el último anuncio de la comunidad política: la Comisión Europea restringirá las exportaciones de vacunas fuera del bloque.
Después que de Pfizer afirmara haber entregado menos dosis de su vacuna de lo estipulado durante la semana pasada, AstraZeneca acaba de anunciar que no podrá entregar tantas dosis como prometió en un primer momento, poniendo en riesgo los planes de implementación y recuperación económica planteados por la Unión Europea.
Las primeras muestras de descontento vinieron de la mano de la comisaria de Sanidad, Stella Kyriakides, que acusó a la farmacéutica inglesa de haber vendido parte del stock incialmente reservado por el bloque europeo a otros clientes, señalando de forma difusa a Reino Unido.
A esta manifestación se sumó también la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, asegurando que el bloque “va en serio” y reafirmando su malestar tras admitir que “Europa invirtió miles de millones para ayudar a desarrollar las primeras vacunas COVID-19 del mundo, para crear un bien común verdaderamente global”.
Ahora, sentencia, “las empresas deben cumplir, deben cumplir con sus obligaciones“.
Las vacunas, en cifras
La Unión Europea ha dedicado parte de un fondo de emergencia de 2.700 millones de euros para ayudar con el desarrollo de vacunas. En base a esta inversión, el bloque ordenó 300 millones de dosis de la vacuna AstraZeneca, con la opción de comprar 100 millones adicionales.
Sin embargo, la firma advirtió a través de un comunicado que, “si bien no hay un retraso programado para el inicio de los envíos de nuestra vacuna en caso de que recibamos la aprobación en Europa, los volúmenes iniciales serán más bajos de lo previsto originalmente debido a la reducción de los rendimientos en un sitio de fabricación dentro de nuestra cadena de suministro europea”.
Ello se ha sumado al impacto de los retrasos anunciado por Pfizer, que aún mantiene que cumplirá con los objetivos marcado para el primer trimestre.
Europa se une por la transparencia de la cadena de suministros
“Por un lado, solo podemos dar la bienvenida al resultado de la ciencia, y, por otro lado, ellos tienen un monopolio y somos totalmente dependientes”, dijo el sábado el ministro de salud belga, Frank Vandenbroucke. “Puede haber problemas de producción, pero estas incertidumbres y anuncios hacen que sea muy difícil organizar la campaña”.
Bajo esta premisa, Kyriakides ha anunciado que desde ahora se exigirá “transparencia total con respecto a la exportación de vacunas” de la Unión Europea.
“En el futuro, todas las empresas que produzcan vacunas contra COVID-19 en la UE tendrán que notificar con anticipación cada vez que deseen exportar vacunas a terceros países. Las entregas humanitarias, por supuesto, no se ven afectadas por esto”, dijo en Twitter.
El ministro de Salud alemán, Jens Spahn, dijo que los controles no tenían como objetivo poner “a la UE primero”, sino asegurarse de que Europa recibiera su parte justa.
“En mi opinión, tiene sentido que tengamos un límite de exportación, es decir, que las vacunas que salen de la Unión Europea tengan una licencia para que sepamos qué se está produciendo, qué está saliendo de Europa y dónde está saliendo para que haya una distribución justa “, concluyó.