Casi tres semanas después de que el Brexit entrara en vigor, Reino Unido vuelve a vivir un nuevo embrollo en sus fronteras. Los británicos, que comenzaban 2021 con la tranquilidad de haber alcanzado un acuerdo in extremis para salvaguardar las relaciones comerciales con Europa, se enfrentan ahora a un reto que ya ha dejado sentir sus efectos sobre la logística: la burocracia. En esta ocasión, sin embargo, la industria cárnica ha sido la última en verse afectada.
Así lo hacía saber la Asociación Británica de Procesadores de Carne que, a través de una alerta, informaba de los retrasos que se estaban viviendo en las fronteras con las exportaciones cárnicas de ese país – con destino a la UE – y que ya están provocando pérdidas serias y sostenidas para las empresas.
La BMPA afirma que está recibiendo un número creciente de llamadas de compañías cárnicas advirtiendo de las dificultades administrativas que se les están presentando. Recuerda, además, que cada hora que se retrasa un camión cargado de carne aumenta la posibilidad de que ese pedido se reduzca de precio, se cancele y se devuelva o, en los casos más graves, se deseche y acabe en un vertedero.
Según su director ejecutivo, Nick Allen, la situación ha llevado a algunas empresas a tener que esperar días para realizar los trámites aduaneros. El problema es común de todas las cárnicas, tal y como expuso en un ejemplo donde explicaba cómo “uno de nuestros miembros informó el 11 de enero que tenía 6 camiones cargados de producto (por un valor aproximado de 300,000 £) esperando el trámite de aduana en la República de Irlanda. En ese momento, una de esas cargas estaba a punto de ser devuelta a la empresa procesadora después de esperar 5 días para su tramitación”.
En ese sentido, la BMPA “hace un llamamiento para que el sistema actual de aduanas y certificación se modernice y digitalice, ya que el sistema existente basado en papel es una reliquia del siglo pasado y simplemente no es adecuado para su propósito. Nunca fue diseñado para hacer frente al tipo de cadena de suministro integrada e inmediata que hemos construido durante los últimos 40 años, y si no se soluciona rápidamente, será lo que comenzará a desmantelar el comercio con Europa por el que han luchado las empresas británicas”.
Problemas de la ‘nueva normalidad’
Si bien destaca que “algunos problemas se deben a la falta de familiaridad con el nuevo sistema (con mucho papeleo) en ambos lados del canal, existen otros problemas estructurales serios que no desaparecerán y que ahora forman parte de la ‘nueva normalidad’. Estos están destinados a forzar un cambio permanente en la forma en que comerciamos (o no) con la UE. El principal de ellos es un sistema de aduanas basado en papel que ahora no es adecuado para su propósito”.
Un ejemplo de cómo el sistema está fallando a las empresas británicas es el tema del “grupaje”. Hasta ahora, más del 40 por 100 del comercio de la industria cárnica británica con la UE se enviaba de esta manera. Permitió a los procesadores realizar entregas diarias más pequeñas de una amplia gama de productos empaquetados al por menor de alto valor a múltiples clientes de la UE para mantener sus estantes abastecidos con la variedad de productos que esperan sus clientes. El grupaje es una parte esencial de esta cadena de suministro ‘just in time’.
Nick Allen explica: “El nuevo sistema de aduanas posterior al Brexit para los productos cárnicos es complicado, arcaico y está mal implementado. En el mejor de los casos, está provocando retrasos en las cargas simples de un solo producto, pero en el peor de los casos, ha significado que las cargas agrupadas ya no son viables para enviar. De hecho, algunas de las empresas de transporte más grandes del Reino Unido ya han dejado de aceptar cargas agrupadas por completo”.