Hace más de 20 años, Lourdes y Santiago decidieron hacerse cargo de una franquicia de envíos de MRW. Sin embargo, y a diferencia de sus casi 500 homólogas, la ubicación de esta oficina, en uno de los vértices del ya conocido como ‘triángulo del frío’ de España, ha hecho que su operativa se vea especialmente afectada por el paso de Filomena.
Hasta el momento, el temporal ha conseguido lo nunca visto: termómetros que marcaban más de 25 grados bajo cero en Molina de Aragón. Las calles, cubiertas de nieve congelada, siguen siendo despejadas por los propios vecinos, como Santiago, que para sacar su furgoneta de reparto se vio obligado a pedir ayuda a los vecinos tras casi dos horas intentando despejar el camino con una pala.
Cuestión de colaboración
Trabajar en una de las delegaciones más frías de España se hace aún más complicado cuando, explica Lourdes, “la responsabilidad de prepararse para este tipo de eventos depende solo de los vecinos”. Desde la oficina donde trabaja con su pareja, Lourdes cuenta a Cuadernos de Logística que, hasta el momento, “todo sigue igual, no sé si la administración hace algo para mejorar la situación”.
Durante casi tres días, la franquicia encargada de repartir paquetes a los pueblos de Guadalajara, Cuenca y Zaragoza no recibía ninguno. “Tenemos ciento y pico paquetes esperando y, según el ordenador, faltan otros 30 por llegar”, comentaba mientras se mostraba agradecida con la comprensión que han tenido los clientes ante los retrasos: “no es que no queramos entregarlos, es que, o no han llegado, o no podíamos repartirlos”.
Ahora que “el asfalto está más decente”, Santiago ha podido retomar su rutina, prestando especial atención en las carreteras secundarias y los accesos a los pueblos donde, “a diferencia de las grandes vías, la circulación es peligrosa hasta el punto de que se te vaya la furgoneta de lado”.
Mientras, Lourdes cuenta cómo días atrás, desde su balcón, donde hace poco explotaron varias botellas de Coca-Cola almacenadas al congelarse por las bajas temperaturas, veía cómo lentamente la nieve iba subiendo hasta cubrir la cintura de un niño de ocho años.
Prospecciones en Molina de Aragón
En lo que respecta al futuro, Lourdes lo tiene claro. La operativa volverá a la normalidad esta misma semana. Sin embargo, la nieve, que según la vecina de Molina de Aragón “no desaparecerá hasta dentro de dos meses”, no resulta tan preocupante como el boom de la paquetería por el ecommerce.
“Cuando cogimos la franquicia estábamos mucho más relajados”, recuerda, pero ahora “solo somos dos para atender la demanda de más de cien pueblos”, un reto que, entre otras cosas, ha hecho que la oficina pase de abrir a las 9 de la mañana a comenzar sus labores a las 7.
Con la mirada puesta en el mañana, el impacto que las compras online tendrán en su actividad y las complejidades que ello puede suponer, Lourdes vuelve al presente una última vez pidiendo a Filomena que “por favor, no vuelva”.