Casi 400 kilómetros sin poder parar en ningún establecimiento. Un nuevo reto se suma a la operativa desarrollada por las decenas de miles de transportistas que desarrollan su actividad en Cataluña: el cierre de la actividad hostelera.
Como ya sucediera durante la declaración del estado de alarma, la sombra sobre la falta de servicios para el transporte en carretera empieza a expandirse desde el territorio catalán ante el temor del sector sobre la aplicación de la medida por parte de otras Comunidades Autónomas.
En el caso de la región catalana, más de 44.000 bares y restaurantes se han visto obligados a echar el cierre en sus negocios. Se trata de una medida, en palabras de Fenadismer, “desproporcionada” al ser aplicada de “forma indiscriminada a todo tipo de establecimientos”. Según la federación, la restricción deja sentir sus efectos directamente sobre el sector de la logística y el transporte, que tradicionalmente hace uso de los establecimientos en su tránsito por el territorio catalán desde y hacia el resto de Europa.
Junto a las restantes asociaciones que integran el Comité Nacional de Transporte por Carretera, Fenadismer ha solicitado al Ministerio de Transportes que establezca un protocolo de actuación coordinado con las Comunidades Autónomas para que ante cualquier medida restrictiva de las actividades de restauración en sus ámbitos territoriales contemple una dispensa de apertura para que los establecimientos situados en carreteras y áreas industriales y logísticas para atender las necesidades de los transportistas y de otros colectivos esenciales afectados.
