La Ciudad Condal tiene el ojo puesto en las plataformas de internet cuyos negocios impactan en la urbe. Tras forzar la regulación de la operativa de Uber y Cabify, el punto de mira está ahora en las grandes operadoras del comercio online. Como ya anunciaran durante el mes de agosto, el Ayuntamiento estaría estudiando implantar la ya conocida como ‘tasa Amazon’, un impuesto a dirigido a los jugadores en línea que obtienen beneficios en la ciudad, pero no pagan impuestos como sí lo hacen los pequeños y medianos comercios locales.
Ahora, la presentación de la propuesta del Plan de Movilidad Urbana (PMU) 2024, llevado a cabo por el equipo de Ada Colau, vuelve a reavivar la polémica en torno a la medida, aplaudida por muchos y criticada por otros.
Entre los planes recogidos en el PMU, destaca la drástica reducción planteada para el tráfico rodado, estimando que para 2024 el 81 por 100 de los desplazamientos se hagan a pie, en transporte público o en bicicleta. Asimismo, el documento recoge la reducción significativa del aparcamiento libre en la ciudad y la introducción de la ya mencionada tasa, en la que “se está trabajando”.
Medidas fiscales y recargos a la última milla, ¿una cruzada contra el ecommerce?
“Si la última milla es para que me llegue a casa un artículo, estoy creando un movimiento innecesario; ya veremos si se impondrán recargos a este tipo de acciones, pero la lógica nos dice que sí”.
Así anunciaba Rosa Alarcón, concejal de movilidad de Barcelona, los primeros pasos hacia una nueva política de distribución urbana en Barcelona.
Situada en el top 10 de las metrópolis más congestionadas de Europa, junto a la capital española, la Ciudad Condal propone como alternativa la creación de centros urbanos de distribución de paquetería. Si bien Alarcón considera que los vehículos no desparecerán, asegura que se deben eliminar “la mayoría de los desplazamientos de última milla que no son necesarios”.
