A medida que la pandemia del coronavirus amenaza la estabilidad de las cadenas de suministro, ya tensas, nos aproximamos a una “emergencia alimentaria mundial inminente” que podría afectar a cientos de millones de personas en el mundo, advirtió ayer Antonio Guterres, secretario general de la ONU.
En nombre la institución, Guterres advirtió que “nuestros sistemas alimentarios están fallando” y que la pandemia del COVID-19 “está empeorando las cosas”, tal y como refleja el informe a fecha 9 de junio.
A menos que se tomen medidas inmediatas, “el número de personas con inseguridad alimentaria o nutricional aguda se expandirá rápidamente”. Las previsiones suman unos datos catastróficos a las cifras ya existentes.
En el mundo, más de 820 millones de personas pasan hambre, 144 de ellos son niños menores de cinco años. Según señalan los pronósticos, esta nueva crisis sumará 49 millones de personas adicionales ante la situación de extrema pobreza impulsada por la pandemia.
“Cada vez está más claro que existe una emergencia alimentaria mundial inminente que podría tener un impacto a largo plazo en cientos de millones de niños y adultos”. Por ello, Guterres solicitó una mejor protección para los trabajadores del sector alimentario, salvaguardar las entregas de ayuda humanitaria y un mayor apoyo a los productores y distribuidores de alimentos para evitar interrupciones en la cadena de suministro.
Asimismo, hizo hincapié en la importancia de los programas nutricionales, incluyendo la ayuda a los niños que no tienen acceso a las comidas escolares.
