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Cómo reducir la contaminación, también en transporte marítimo

La iniciativa, que ya se ha iniciado con la finalidad de "combatir el cambio climático", es una de las medidas que la organización de las Naciones Unidas quiere difundir para beneficiar a grandes cetáceos, como las ballenas, que están "muy expuestas al ruido" que emiten las grandes embarcaciones.

Casi el 30 por 100 de la flota mundial de transporte marítimo está formada por grandes naves dedicadas al transporte. Barcos cargueros de mercancías que mediante contenedores transportan granos, petróleo, gas licuado entre otros. Y casi el 75 por 100 de las emisiones de gases de efecto invernadero de todo el transporte marítimo se reduce a este tipo de actividad.

Así lo confirman datos arrojados por la Organización Marítima Internacional (OMI), con los que la entidad pretende resaltar la importancia de aprender a reducir el impacto al medioambiente, también, a través del transporte de mercancías a través de la vía marítima. 

Como solución a esta problemática que afecta igual a la logística que el transporte por carretera, la OMI ha propuesto una medida similar a las que inicialmente se tomaron para reducir el impacto del transporte terrestre: limitar la velocidad a grandes buqes. 

Esta decisión tiene sus lagunas, motivo por el cual la propia organización ha querido matizar que se eximirá a ciertas naves, entre otras, a las que transportan frutas frescas o a los buques frigoríficos. En concreto, la OMI recuerda asegura que en torno a 2015, había menos de 800 buques frigoríficos especializaados en comercio marítimo mundial. Y para especificarlo más, argumenta la excepción en este tipo de buques comentando que este solo representan el 1,5 por 100 del CO2 expulsado.

Asimismo, la iniciativa, que ya se ha iniciado con la finalidad de “combatir el cambio climático”, es una de las medidas que la organización de las Naciones Unidas quiere difundir para beneficiar a grandes cetáceos, como las ballenas, que están “muy expuestas al ruido” que emiten las grandes embarcaciones. 

Esta idea no parte de cero ahora. Puesto que hace algunos meses más de cien países ya decidieron marcarse el objetivo de reducir sus emisiones de cara a los próximos años. Y, de hecho, la meta a alcanzar sigue siendo que en 2030 el transporte marítimo internacional haya logrado reducir en un 40 por 100 el dióxido de carbono con respecto a los niveles que se observaban en 2008. 

En esta misma línea ya se han lanzado experiencias en zonas como Estados Unidos, donde existe una limitación que obliga a todos los buques con “más de 20 metros de eslora a cumplir con una velocidad máxima de 10 nudos” y con el objetivo de olvidar cifras como las que se registraron en 2015, en el que se expulsaron más de 800 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera. O lo que es lo mismo, el 2,2 por 100 de todo el dióxido de carbono que se emite a la tierra a través de actividades humanas.

 

 

 

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