Es posible que conseguir ropa y calzado de Nike esta temporada sea más difícil que nunca. La empresa, tras admitir que se enfrenta a diversos problemas en su cadena de suministro, ha lanzado una alerta sobre “los vientos en contra” a los que se enfrenta la logística.
Actualmente, Nike está lidiando con una variedad de frentes: menos trabajadores en sus fábricas, estrictos cierres pandémicos y, al igual que otros proveedores del sector retail, el encarecimiento del transporte de mercancías marítimo.
Al respecto, la compañía ha revisado su guía para 2022, esperando que, de cara a este periodo, crezcan en un solo dígito en comparación con el crecimiento de dos dígitos en 2021 y las expectativas de que eso continúe el próximo año.
“Las semanas perdidas de producción combinadas con tiempos de tránsito más largos conducirán a una escasez de inventario en el mercado durante los próximos trimestres”, explicó Matt Friend, director financiero de Nike.
Para los compradores, estos cuellos de botella significarán una disminución en la diversidad de productos. Por lo tanto, es probable que cuando los empleados “revisen la parte de atrás” para ver si hay más tallas de las últimas zapatillas regresen con las manos vacías, ya que realmente no hay nada allí.
A pesar de la escasez, la demanda de ropa de Nike por parte de los clientes es más alta que nunca, apunta Friend.
