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El reto de las zonas de bajas emisiones en la logística: equilibrio entre sostenibilidad y viabilidad económica

Por Adrián FernándezResponsable de contenidos del área de Logística
Las Zonas de Bajas Emisiones desafían a la logística urbana a equilibrar sostenibilidad y costes. Las empresas buscan adaptarse con flotas más limpias, pero la falta de una regulación adecuada podría poner en riesgo la eficiencia y continuidad del sector.

Las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) han llegado para quedarse, prometiendo ciudades más limpias y sostenibles. Sin embargo, detrás de esta iniciativa ecológica se esconde una realidad mucho más compleja: restricciones que pueden amenazar la distribución de mercancías, costes inasumibles para pequeños transportistas y una transición tecnológica que, aunque la impongan desde Europa, aún no está lista.

¿Cómo está enfrentando el sector logístico este reto?, ¿qué soluciones se están implementando? Expertos del sector analizan el impacto y el futuro de las ZBE en la logística urbana.

Un marco normativo desafiante

“El problema no es la existencia de las ZBE en sí, sino el marco normativo que se está imponiendo en ellas”, afirma José Carlos Espeso Illera, responsable de movilidad de AECOC al área de Logística de C de Comunicación. “El problema radica en el nuevo orden normativo que se está imponiendo en estas zonas, limitando el tiempo de acceso a las mismas y la tipología y peso de los vehículos. La distribución urbana y el aprovisionamiento de los ciudadanos es una prioridad y necesidad y esta no debería ser regulada como la movilidad de un vehículo particular”, opina.

Desde AECOC y FENADISMER, dos de las princípiales entidades que representan al sector logístico, advierten que la falta de una normativa homogénea y la ausencia de flexibilidad en algunas ciudades generan incertidumbre y dificultan la planificación empresarial.

“La distribución urbana y el aprovisionamiento de los ciudadanos es una prioridad y necesidad y esta no debería ser regulada como la movilidad de un vehículo particular”

José Carlos Espeso Illera, responsable de movilidad de AECOC

“Los municipios que más han avanzado en este ámbito (Madrid y Barcelona principalmente) no han seguido las Directrices que aprobó el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico en colaboración de la Federación Española de Municipios y Provincias, la cual establecía la necesidad de dar un tratamiento específico favorable a sectores profesionales como el del transporte y reparto de mercancías”, sostiene, por su parte, Juan José Gil, secretario general de FENADISMER, al área de Logística de C de Comunicación.

El impacto económico y la transición de flotas

La renovación de flotas hacia vehículos de bajas emisiones es una de las principales preocupaciones para el sector. Según Espeso Illera, “las empresas llevan años trabajando en la eficiencia de sus operaciones, pero la oferta tecnológica actual no cubre todas las necesidades, especialmente en el transporte pesado”.

La transición hacia vehículos eléctricos o de hidrógeno es lenta provocada por los alto costes y la falta de infraestructura de recarga adecuada. En este sentido, las pequeñas y medianas empresas son las más afectadas. “El 90-95% del transporte urbano de mercancías está subcontratado a pymes y autónomos, quienes deben afrontar el mayor peso de la inversión”, destaca Espeso Illera.

En Madrid, por ejemplo, el 60% de los camiones y el 25% de las furgonetas enfrentarán restricciones de acceso en 2026, lo que implicará una inversión superior a los 8.000 millones de euros para renovar la flota, según estimaciones de FENADISMER.

En la capital el 60% de los camiones y el 25% de las furgonetas enfrentarán restricciones de acceso en 2026.

Además, la electrificación del parque de vehículos no es la única vía posible. “Centrar la transición ecológica solo en la electrificación es un error”, enfatiza Gil. “Es necesario apostar por la neutralidad tecnológica, permitiendo el uso de diversas fuentes de energía, incluyendo diésel de última generación, que reduce hasta un 90% de los contaminantes frente a flotas más antiguas”, cree.

Soluciones innovadoras en la última milla

Para adaptarse a las restricciones de las ZBE, las empresas logísticas están explorando nuevas estrategias. La colaboración con startups de última milla permite optimizar entregas en zonas céntricas con vehículos más ligeros y sostenibles. Al mismo tiempo, el uso de hubs urbanos facilita la distribución reduciendo recorridos innecesarios.

Además, la digitalización de las zonas de carga y descarga está ayudando a optimizar el espacio disponible y a reducir tiempos de espera. Estas innovaciones pueden marcar el camino hacia una logística más sostenible, pero su éxito dependerá de que las regulaciones sean flexibles y tengan en cuenta las necesidades reales del sector.

“Centrar exclusivamente la transición ecológica en la electrificación de la flota lo consideramos un error, ya que la tecnología de recarga para los vehículos de transporte es aún muy insuficiente y su despliegue es casi residual”

Juan Jose Gil, secretario general FENADISMER

“La logística colaborativa y la segmentación de la distribución según las particularidades de cada sector (alimentación, horeca, ecommerce) son clave para garantizar un modelo eficiente”, explica Espeso Illera.

En algunas grandes urbes de nuestro país, la implementación de las ZBE ha sido exitosa sin afectar la eficiencia logística. “Madrid y Barcelona han trabajado en la digitalización de las zonas de carga y descarga, mientras que Málaga ha desarrollado un Plan director de Mercancías para optimizar el abastecimiento urbano”, añade.

A pesar de los desafíos, el sector apuesta por una evolución ordenada y armonizada de las ZBE: “desde AECOC impulsamos que la normativa se construya con conocimiento del sector y de manera consensuada”, sostiene Espeso Illera.

La firma de un convenio con el Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible y otros agentes representa un paso en esa dirección, con la elaboración de una guía de recomendaciones para un modelo logístico más eficiente y sostenible.

Por su parte, FENADISMER recalca la necesidad de ampliar plazos y establecer un plan de ayudas que contemple la renovación gradual de las flotas. “Insisto en que el sector del transporte no se opone a la introducción algunos mayores requisitos medioambientales para la prestación de la actividad, pero en todo caso esta debe ir acompasada con la realidad del mercado y las soluciones tecnológicas que éste ofrece, lo que obligará a las administraciones locales a flexibilizar dichos requisitos si quiere mantener la actividad económica de su ciudad”, concluye Gil.

El análisis de C de Comunicación

Las Zonas de Bajas Emisiones han puesto a la logística urbana en una encrucijada. Aunque la reducción de la contaminación en las ciudades es un objetivo innegociable, las restricciones impuestas sin considerar la realidad del sector amenazan la eficiencia del transporte y la viabilidad de muchas pymes y autónomos.

En ciudades como Madrid, el alto coste de renovar las flotas y la falta de infraestructura para vehículos de bajas emisiones generan mucha incertidumbre. Sin embargo, el sector no se ha quedado de brazos cruzados. La colaboración con startups de última milla, la creación de hubs urbanos y la digitalización de la distribución están marcando el camino hacia una logística más eficiente y sostenible.

Como apuntan los expertos consultados para la elaboración de esta noticia, el éxito de esta transición dependerá de la capacidad de administraciones y empresas para trabajar juntas en un marco normativo más realista y donde quepan todos.

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