Estados Unidos y Rusia han alcanzado un acuerdo para asegurar la navegación de buques comerciales en el mar Negro, según ha informado la Casa Blanca tras una ronda de conversaciones técnicas celebradas del 23 al 25 de marzo en Riad, Arabia Saudí.
El compromiso se enmarca en los diálogos bilaterales impulsados tras las conversaciones entre el presidente Donald J. Trump y el presidente Vladímir Putin. Ambas delegaciones han acordado trabajar conjuntamente para eliminar el uso de la fuerza en esta zona marítima y evitar que los barcos comerciales sean utilizados con fines militares.
Además, Washington se ha comprometido a facilitar el regreso de Rusia al mercado mundial de exportaciones agrícolas y de fertilizantes, reduciendo costes de seguros marítimos y mejorando el acceso a puertos y sistemas de pago relacionados con estas transacciones. En el comunicado emitido por la Casa Blanca, también se destaca la intención de ambos países de continuar desarrollando medidas para aplicar acuerdos previos en materia energética y de trabajar hacia una paz duradera.
La importancia comercial del mar Negro
El mar Negro es una vía de tránsito fundamental para los recursos energéticos —principalmente petróleo y gas natural— procedentes de Rusia y del Cáucaso, especialmente de Azerbaiyán. Estos recursos son transportados hacia Europa a través de rutas que incluyen el mar Negro, lo que convierte a esta zona en un corredor energético vital. La dependencia energética de muchos países europeos del gas ruso, especialmente Alemania, ha motivado a la Unión Europea a buscar fuentes alternativas en esta región. Por ejemplo, tras la invasión rusa de Ucrania en 2022, la UE reforzó acuerdos con países como Azerbaiyán para asegurar el suministro de gas natural.
Un factor clave que añade complejidad al comercio marítimo en el mar Negro es su limitado acceso al mar Mediterráneo, que se realiza a través de los estrechos del Bósforo y de los Dardanelos, controlados por Turquía. Este “doble cuello de botella” incrementa la relevancia estratégica del área, ya que cualquier conflicto o inestabilidad puede afectar significativamente el tránsito de mercancías y energía.
Aunque solo el 3 % del tránsito mundial de hidrocarburos pasa por el Bósforo, este volumen es crucial para el equilibrio energético europeo, explicaba Fernando Arancón, director de El Orden Mundia,l en una reciente entrevista a Casa Mediterráneo. La existencia de conflictos en la región, como la guerra en Ucrania, supone un riesgo adicional para la estabilidad del suministro energético, especialmente en los países de Europa central y del este, que son más dependientes del gas ruso.
Además, el mar Negro es otro de los pulmones fundamentales para Ucrania y su comercio internacional de cereales. Asimismo, lo es también en este ámbito para Rusia, ya que además de ser la vía de salida de 2 millones de barriles de petróleo diarios, transporta el 70% de sus exportaciones de cereales y fertilizantes por esta vía, según información de Reuters.
¿Nuevas rutas a través del mar Negro?
El desbloqueo del tránsito en el mar Negro podría representar un impulso decisivo para la consolidación y expansión del Corredor Medio como una ruta comercial estratégica entre Asia y Europa. Esta vía, que conecta China, Japón y Corea del Sur con Europa a través de Kazajistán, el mar Caspio, Azerbaiyán, Georgia y Turquía, se vería enormemente beneficiada si se garantiza una navegación segura y estable por el mar Negro, especialmente en su tramo final hacia Europa occidental.
La posibilidad de utilizar plenamente los puertos del mar Negro, como Poti o Ambarly, permitiría una mayor fluidez logística, abaratando costes y reduciendo tiempos de tránsito frente a rutas más largas o congestionadas como el canal de Suez o las que atraviesan Rusia.
Además, el fortalecimiento de esta ruta contribuiría a diversificar las cadenas de suministro internacionales, objetivo prioritario para países como Japón y Corea del Sur, que han respaldado activamente el desarrollo del Corredor Medio. Para países sin salida al mar como Kazajistán, Uzbekistán o Turkmenistán, la estabilidad en el mar Negro abriría nuevas oportunidades de acceso a los mercados europeos.